UCSR
La preparación del viaje era agotadora, después de terminar de empacar y ordenar todo lo necesario en las maletas, salí. Me volví a ver mi habitación por última vez mientras me alejaba, pero como no, me tropecé otra vez con ese paquete que dejé hace unas horas en el suelo y yo no lo recordaba. Tonto paquete, tenías que arruinar mi dramática escena de despedida —pensé para después llevármelo junto con mis maletas.
Mi madre y Phil me llevaron al aeropuerto y llegó el momento de las despedidas.
—Te quiero mucho, Bella —susurró mi madre con lágrimas en los ojos.
—Yo también, mamá.
Una vez terminé de despedirme de ambos, subí al avión.
Cuando llegué a Port Angeles llovía, y el cielo era de un deprimente gris, que solo me ayudaba a bajar más mi ánimo. Bajé con evidente desanimo y cierta nostalgia del avión, para encontrarme con mi padre.
—Bella, me alegro de verte —dijo. —Apenas has cambiado, ¿cómo está Renée?
—Mamá esta bien. Yo también me alegro de verte, papá.
Subimos a la patrulla y emprendimos el viaje con una pequeña charla sobre mis últimos años en el colegio, hasta que mi padre mencionó algo sobre un auto para mí, logrando que me pusiera algo nerviosa.
Cuando llegamos a la pequeña casa que yo conocía a la perfección, noté que allí estacionado en la calle, delante de una casa que nunca cambiaba, estaba mi nueva camioneta; bueno, nueva para mí. La pickup era de un rojo desvaído, con guardafangos grandes, redondos, y aspecto bulboso. Para mi enorme sorpresa me encantó.
— ¡Caramba papá! ¡Me encanta! ¡Gracias! —chillé como loca a causa de la emoción, por lo menos ahora tendría en qué trasladarme.
—Por nada cariño, me alegro que te guste —dijo Charlie atropelladamente a causa de la vergüenza.
Subí a mi habitación con Charlie ayudándome con mis maletas. Una vez que las dejó, me concedió privacidad, cosa que yo le agradecía infinitamente. Comencé a desempacar mis cosas con lentitud, estaba deprimida, extrañaba Phoenix. Mi hogar. Suspiré.
Ya no hay vuelta atrás —me dije, mientras acomodaba mi ropa en el pequeño armario. Mi mente estaba en otro lado mientras hacía esto y algunas lágrimas brotaron de mis ojos sin poder evitarlo, ¿cómo encajaría aquí? Posiblemente ni siquiera se acercarían a mí, ¿por qué lo harían? No había nada interesante en mí, y exactamente cuando pensé esto me di cuenta que había una caja en mi maleta. ¿Una caja? No recuerdo haber metido una caja.
Decidí sacarla y me di cuenta que era esa correspondencia sin remitente, que había recibido en Phoenix. No estaba segura de querer abrirla, era algo extraño que no tuviera al menos el lugar del que lo enviaron. Por un momento entré en pánico, ¿y si alguien me espiaba?
¿Hablas en serio, Bella? —tonta voz de la conciencia, aunque debo reconocer que tiene razón, esa idea era algo... Imposible. —Siempre tengo razón. —Uh, ¡genial! Ahora me estoy volviendo loca, esto se me esta saliendo de las manos. — ¡Solo abre la caja! —vaya mal humor que tiene mi conciencia.
Con cautela y temor, abrí la caja con lentitud, para encontrarme con un libro, ¿es broma? ¿Un libro? En la portada el nombre decía "Crepúsculo".
Vaya nombre —, pensé.
Lo saqué con cuidado para encontrarme con otro libro titulado: "Luna Nueva". Bufé, ¿cuántos libros más habría? ¿Ocho? Lo tomé en mis manos con cuidado para encontrarme con el libro de: "Eclipse". Una vez más lo saqué de la caja, y el libro denominado: "Amanecer", apareció ante mi vista. Ya algo irritada, lo tomé en mis manos, y gracias al cielo ya no había más libros. Con curiosidad leí la contraportada de cada uno
"Hay tres cosas de las que estoy completamente segura
Primero, Edward es un vampiro.
Segundo, una parte de él se muere por beber mi sangre.
Y tercero, estoy total y perdidamente enamorada de él".
"Sabía que los dos estábamos en peligro mortal. Sin embargo, en ese momento, me sentí bien. Por completo. Podía notar otra vez el palpitar desbocado de mi corazón contra las costillas, y la sangre latiendo caliente y rápida por mis venas.
Los pulmones se me llenaron del dulce perfume que derramaba su cuerpo. Era como si nunca hubiera existido un agujero en mi pecho, todo estaba perfecto, no curado, sino como si desde el principio no hubiera habido una herida".
Esto me desconcertó aún más. ¿Por qué habría de estar herida? ¿A qué se refería con "peligro mortal"? ¿Qué era lo que estaba por suceder? Con intriga leí la contraportada el tercer libro:
"De pronto, saltó una chispa
de intuición en aquel silencio sepulcral
y encajaron todos los detalles.
Algo que Edward no quería que supiera.
Algo que Jacob no me hubiera ocultado.
Algo que había hecho que los Cullen
y. los licántropos anduvieran juntos por los
bosques en peligrosa proximidad.
Algo que, de todos modos, había esperado.
Algo que yo sabía que volvería a ocurrir,
aunque deseara con todas mis fuerzas
que no fuera así.
¿Es que nunca jamás se iba a terminar?"
"No temas" murmuré
"Nuestro destino es estar juntos"
Me sentí repentinamente sobrepasada por la verdad de mis propias palabras.
Este momento era tan perfecto, tan correcto.
No había forma de dudarlo.
Sus brazos me envolvieron,
Estrechándome contra él…
Sentía como si cada terminación nerviosa de mi cuerpo fuera una corriente eléctrica.
"Por siempre" concluyó
Isabella Swan:
Estos libros hablan de tu futuro, sé que no lo creerás, pero con el tiempo te darás cuenta que es cierto.
No sabes quién soy, pero créeme eso es lo que menos importa ahora. Solo necesito que pongas mucha atención a lo siguiente:
Nadie puede leer o saber de estos libros, ya que contiene tu futuro y el que alguien los tenga, podría desencadenar problemas. Además de que tu futuro sería completamente modificado. Espero que siguas las indicaciones ya que, de eso depende lo que sucederá a partir de este momento. Estos libros te fueron otorgados como otra oportunidad, para que evites cometer algunos errores. Aprovéchalo.
Esta carta me dejó aún más confundida e incrédula. ¿Hablaban en serio? ¿Mi futuro? ¿Vampiros? Además de que era imposible qué un hermoso vampiro se fijará en mí. ¡Pero vamos! ¿Qué es lo peor que podría pasar?
0 comentarios