UCSR
Con manos temblorosas abrí el primer libro. Puede que haya intentado convencerme de que nada malo pasaría, pero la idea de que tal vez fuera real lograba ponerme nerviosa.
¿Y si era real? ¿Qué iba a hacer si en verdad tenía en mis manos mi futuro y con ello el poder de cambiarlo? ¿Lo cambiaría?
Sacudí la cabeza intentando desechar mis absurdos pensamientos. Esto posiblemente solo era una broma.
Después de unos minutos en los que tuve una discusión interna, decidí finalmente comenzar a leer el libro.
Prefacio…
Me concentré en la lectura, demasiado interesada por saber lo que sería de mí en el "futuro". Un frío estremecimiento recorrió mi columna al terminar de leer ese pequeño fragmento del libro.
Tres palabras habían quedado grabadas a fuego en mi mente: morir, cazador, matarme.
Y por un tiempo indeterminado me pregunté qué era lo que me había llevado a eso. Inspiré y exhalé profundamente un par de veces, intentado serenarme y normalizando mi respiración. La expectación y nerviosismo recorrían mi cuerpo como pequeñas descargas eléctricas.
Sentí mis manos comenzar a transpirar a causa de mis nervios contenidos y con lentitud pasé la hoja.
—Capítulo 1: Primer encuentro —leí para mí.
Comencé a leer lo que hace solo unas cuantas horas había sucedido. Mi madre llevándome al aeropuerto, mi llegada a Forks, el regalo que me dio Charlie como bienvenida… Comencé a hiperventilar cuando abruptamente me di cuenta de que estaba leyendo mi vida, ya sea en futuro o pasado.
Y entonces, como flashes llegaron a mi mente retazos de la contraportada del primer libro: Edward es un vampiro… Beber mi sangre… Enamorada de él…
Jadeé.
Yo… Iba a… Me iba a enamorar… De un… Vampiro, me sentí abrumada por el exceso de información y tuve que sostenerme de la pequeña mesita para no desplomarme sobre el suelo. Sentí el potente impulso de correr al teléfono y llamar a mi madre para que viniera por mí.
Pero no lo haría…
Lo intentaría.
Mañana me presentaría en el instituto como estaba previsto. Lo haría por Renée. Ella merecía tener su tiempo con Phil y ser feliz.
Con la respiración entrecortada y movimientos más torpes de lo común, me despojé de mi ropa enfundándome en mi pijama. Me dormí con la esperanza de que todo fuera solo una cruel broma…
Abrí los ojos perezosamente, el cielo gris perlado me recibió y me obligué a contener una mueca cuando recordé en dónde me encontraba y todo lo que había sucedido ayer. Mi corazón palpitó con fuerza cuando recordé que hoy sería mi primer día de clases aquí… y que yo ya sabía lo que pasaría.
Con algo de reticencia me asomé por la ventana. Charlie aún estaba en casa, tal y como decía el libro. Suspiré angustiada, y me dirigí al baño, dispuesta a tomar una ducha.
Me tomé mi tiempo vistiéndome y cuando bajé a desayunar, Charlie ya se había marchado, era un alivio, al menos no tendría que estar fingiendo felicidad por mi repentina mudanza. Desayuné lentamente, intentando utilizar el máximo tiempo posible.
Aún no estaba preparada para lo que me esperaba en el instituto.
Finalmente me fue imposible retrasarlo más, era inevitable. Me coloqué el impermeable y salí al frío exterior que solo poseía Forks, Washington, después de tomar mi mochila, asegurándome de tener el libro dentro.
Manejé por la húmeda carretera. Hasta que un edificio con el letrero "Escuela de Forks" apareció ante mi vista. Recordé en dónde estaba el estacionamiento, dirigiéndome a ese lugar inmediatamente, al menos había ahorrado el tener que mover mi auto.
Estuve segura de que tendría un ataque de nervios, cuando a unos coches de distancia divisé estacionado un reluciente Volvo plateado. Estacioné lo más lejos posible.
Inspiré varias veces y miré con miedo el edificio frente a mí, después me bajé del auto y con pasos vacilantes caminé hasta la entrada del instituto.
Unos pasillos más adelante, encontré la puerta con el letrero de "Oficina principal" que buscaba. Me recibió una pequeña y caliente habitación, con un mostrador alargado que la dividía en dos, y detrás del cual una mujer pelirroja regordeta tecleaba con rapidez en una computadora.
Levantó la vista.
—Soy Isabella Swan —dije, adelantándome a lo que sabía preguntaría.
Me estudió con la mirada y logré captar un atisbo de reconocimiento.
—Claro —murmuró, finalmente apartando la mirada.
Rebuscó en los papeles unos minutos para después entregarme un mapa de la escuela, mi horario de clases y un comprobante de asistencia. Me deseó suerte y yo forcé una sonrisa antes de salir de aquel pequeño lugar.
Hasta ahora todo había ocurrido exactamente igual a las descripciones del libro, a excepción de unos cuantos cambios que yo había provocado, esperaba poder evitar: el terminar a punto de morir…
Me dirigí a mi primera clase… y una vez más el libro estaba en lo correcto. Al terminar la clase, Eric se presentó y me acompañó hasta mi siguiente clase, cuando se despidió expresando su deseo porque compartiéramos otra clase juntos, me sentí incomoda y lo único que pude hacer fue ofrecerle una sonrisa antes de despedirme y entrar al salón de clases.
A pesar de saber que el profesor de Trigonometría me haría presentarme frente al salón, no pude evitar balbucear, sonrojarme y tropezarme; era una reacción automática que tenía siempre que estaba nerviosa.
Reconocí a la chica de la cual hablaba el libro, Jessica, se sentó conmigo en Trigonometría y sabía que también se sentaría a mi lado en Español. Cuando había leído sobre ella en el libro había pensado que exageraban al decir que hablaba hasta por los codos… Me equivoqué, creo que si ella no necesitara oxígeno para vivir, jamás dejaría de hablar.
Me habló sobre los maestros, los alumnos, del colegio y las personas del pueblo. Me pregunté cómo podía recordar tantas cosas. Al final, simplemente asentía a lo que ella decía, ya que me era imposible seguir el ritmo al que hablaba, me perdí a la mitad de su monólogo.
Cuando la clase terminó, me guió hasta la cafetería.
Mi cuerpo se tensó cuando recordé que este era el momento en que los vería por primera vez. Una parte de mi mente se negaba a creer que todo esto fuera real, que en verdad existieran los vampiros, o que yo estuviera leyendo mi futuro.
Pero lo era.
Cada pequeño detalle de lo sucedido esta mañana era la descripción exacta de las palabras del extraño libro que ahora estaba dentro de mi mochila. Aunque me negara a creerlo. Era real y ahora estaba por entrar a la cafetería en donde había cinco vampiros.
— ¡Vamos Bella! —me apresuró Jessica al ver que me había quedado petrificada en la puerta de la cafetería
Suspiré profundamente, preparándome para lo que me esperaba dentro, y una repentina sensación de que algo malo sucedería me tomó desprevenida; pero ignoré mi extraño presentimiento y entré a la cafetería con Jessica a mi lado.
El bullicio de la cafetería rompió el tranquilizador silencio que había fuera de ella. Jessica me guió hacia una mesa en la que estaban todas sus amigas, presentándome a cada una de ellas. No logré recordar el nombre de ninguna.
Todas me miraban y sonreían continuamente. Parecía que todos en la cafetería tenían su atención sobre nosotras y no dejaban pasar ningún movimiento desapercibido.
Eric, se sentó con nosotras, tal y como esperaba que sucediera.
Recordé lo que pasaba ahora. Una parte de mí me gritaba que ignorara el libro y cambiara mi futuro, evitando relacionarme con cualquiera de "Los Cullen", pero otra me decía que siguiera todo como estaba previsto, todo siempre ocurría por algo.
Al final mi curiosidad pudo más.
Paseé la vista por el comedor, buscándolos. Hasta que los encontré. Una vez más el libro estaba en lo cierto. Se sentaban en un rincón apartado de la cafetería, sin comer y mantenían la mirada perdida sin enfocarla en nada, ni nadie.
… eran de una belleza inhumana y devastadora…
Ni siquiera yo lo hubiera dicho mejor. La diferencia era que en el libro yo no sabía lo correcta que había sido la palabra "inhumana", pero ahora sí.
Ellos eran perfectos… Ellos eran hermosos… Ellos eran…
— …Vampiros —susurré.
Inesperadamente la mirada de los cinco se posó sobre mí.
Todos midiéndome.
Mirándome fijamente.
Me pregunté cómo es que habían escuchado lo que había dicho.
Sus rostros estaban tensos y me miraban con expectación, yo sabía lo que eran y ahora ellos ya lo sabían… En ese momento supe que con solo esa palabra había cambiado gran parte de mi futuro, y ahora, no estaba segura de lo que sucedería…
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