Capítulo 3 ¿Súper humanos?
Capítulo 3:
Telequinesis
—¿Un don?, ¿yo? —inquirió Bella en estado de shock.
Los gemelos Hale y Emmett llegaron justo en ese momento, la preocupación marcada es sus facciones.
—¡Alice!, ¿te encuentras bien? —preguntó Jasper, que inmediatamente se situó a su lado.
Examinó atentamente el cuerpo de la pequeña con cuidado y frunció profundamente el ceño cuando encontró marcadas las manos de Tyler en sus brazos blancuzcos. Acarició las marcas con cuidado y después las besó con suavidad.
—Estoy bien —aseguró Alice, enternecida por su reciente muestra de afecto.
Jasper levantó la mirada y frunció los labios.
—¿Que le dirás a la tía Reneé cuando vea las marcas? —cuestionó angustiado.
Alice se encogió de hombros desinteresadamente.
—No es la primera vez que nos ocurre, a ninguno de los seis, así que sabré que inventar —le aseguró con una sonrisa que no le llegó a los ojos.
Jasper sintió una punzada de tristeza.
Era cierto. No era la primera vez que ellos sufrían bullying a causa de sus diferencias y aislamiento voluntario, razón por la cual eran repudiados en el instituto, incluso por influencias paternas.
Suspiró abatido, recordando todas las veces que habían sucedido hechos similares al recién ocurrido, era por eso que todos permanecían juntos siempre, ya que no había nadie que se atreviera a ofrecerles ayuda. Aquello significaría el exilio social y nadie estaba dispuesto a pagar tal costo.
Le sonrió a Alice que inmersa en sus pensamientos miraba fijamente las marcas rojas en sus brazos, sabía que después tomarían un color púrpura que las haría verse peor, sus ojos se cristalizaron cuando comprendió que una vez más había sucedido.
Una vez más habían logrado dañarla.
Una vez más tendría que mentirle a sus padres al volver a casa.
Una vez más tendría que soportar el dolor de los moretones en su cuerpo.
Una vez más.
Jasper depositó un suave beso en su mejilla y le sonrió.
—Algún día, Alice. Te prometo que algún día saldremos de esto. Juntos como siempre —le juró tomando su mano entre la suya.
Alice esbozó una pequeña sonrisa en respuesta y asintió, rogando que alguien escuchara sus palabras y los ayudase a hacerlas realidad.
Emmett se acercó precipitadamente a su hermano que aún seguía en el suelo y cubría su labio con su brazo, limpiando la sangre que brotaba con la manga de su suéter.
Frunció el ceño, disgustado al no haber cuidado de su hermano como debía.
—Déjame ver —apartó su mano suavemente.
Sus labios se tensaron hasta formar una fina línea, la exclamación que quiso soltar quedó atrapada en su garganta, intentando no sobresaltar más a su hermano pequeño. El labio inferior de Edward estaba hinchado y rápidamente tomando un horrendo color morado, un poco de sangre seca se adhería a éste.
—¿Tan mal está? —preguntó Edward dubitativo.
Mirando fijamente la expresión de su gemelo y notando la línea que se dibujaba en su frente, como cada vez que algo lo preocupaba o enfadaba, supo que el aspecto de su labio era peor de lo que había imaginado.
Suspiró, comenzando a maquinar una buena explicación para eso.
El grito ahogado de Rosalie logró capturar la atención de los cuatro inmediatamente.
Miraba en shock a Bella que estaba frente a ella, con el rostro bañado en ansiedad. Sus manos pálidas se retorcían con inquietud y sus pies se balanceaban de un lado a otro.
—¿Un don? —jadeó la rubia sorprendida.
Alice y Edward se acercaron a Bella inmediatamente.
Ella mantenía la vista en el suelo, aún algo sorprendida por el reciente descubrimiento. Frunció sus labios. Siempre había apoyado a Alice, pero vivirlo era completamente diferente, le aterraba el imaginar que con su nuevo don pudiera dañar a alguien.
—¿De qué hablas Rosalie? —indagó Jasper.
Bella entrelazó sus manos y levantó la mirada, su labio inferior aprisionado firmemente entre sus dientes blancos.
—Al parecer puedo mover objetos sin el contacto físico —soltó rápidamente mientras se balanceaba suavemente, nerviosa.
—Con la mente —extendió Alice la explicación al ver a su gemela tan indispuesta—. Ella logró alejar a Tyler de mí sin tocarlo.
Los ojos desorbitados de los mellizos Hale y Emmett hicieron a Bella ruborizar y apartar la mirada incómoda. No quería que la mirasen como una atracción de circo. Ella era tan normal como ellos. Fue entonces cuando finalmente comprendió a su hermana, que al igual que Jasper y Edward, hacían lo posible por pasar desapercibidos.
Jasper frunció los labios con comprensión al sentir la incomodidad de Bella.
—No te preocupes, te ayudaremos a aprender a manejarlo —prometió con una sonrisa tranquilizadora.
〰
Los seis miraron la habitación frente a ellos, silenciosamente giraron el pomo de la puerta, echaron un vistazo alrededor y finalmente entraron.
Las hileras de computadoras de pantalla plana estaban pulcramente acomodadas, ligeras motas de polvo se distribuían en las mesas y sillas de éstas. El pizarrón blanco al frente reluciendo.
Edward se acercó a depositar las llaves en la mesa más cercana.
Sus pasos sigilosos eran casi tan imperceptibles como los de un ratón.
Emmett se sentó en la primera computadora de la tercera fila y presionando el botón de la computadora, la hizo encender. El resto tomó una silla para sentarse a su alrededor, observando sus acciones.
La pantalla tomó un color negro antes de encender y pedir una contraseña. Edward le dictó la contraseña que hace tiempo había obtenido por medio de la mente de la profesora de mecanografía. Alice se mantenía atenta al futuro, ese día por suerte su don había permanecido trabajando activamente.
Finalmente la pantalla tomó un color azul celeste para darle forma a la imagen de fondo. Un arrecife con peces de distintos colores y tamaños, pequeñas burbujas casi transparentes se veían alrededor de ellos. Emmett tomó control del mouse y con un ligero clic la popular página Google apareció en la pantalla.
Tecleó unas palabras y miles de sugerencias aparecieron en respuesta.
Una visión llegó a la mente de Alice. Ella frunció los labios mientras intentaba descifrar las formas borrosas en su mente.
—Cinco minutos —murmuró después de haber descifrado la visión con dificultad.
Emmett le echó un vistazo y asintió. Cliqueó a la primera página rápidamente.
Telequinesis:
La telequinesis o telequinesia es, en el marco de la parapsicología y otras pseudociencias relacionadas con el estudio de lo paranormal, el fenómeno consistente en el desplazamiento de objetos mediante una acción a distancia sin que intervenga ningún medio físico conocido. En parapsicología, se clasifica a la telequinesis como uno de los fenómenos de la macropsicoquinesia (fenómenos físicos observables directamente). Esta es a su vez una rama de la psicoquinesia, que es la influencia directa que ejerce un sujeto sobre un sistema físico sin que intervenga instrumento o energía física conocida o concebible.
Aunque los estudiosos de lo paranormal sostienen que se han llevado a cabo muchos experimentos sobre la telequinesis, la existencia de este fenómeno no es aceptada por la comunidad científica.
—Telequinesis —susurró Bella con el ceño fruncido, familiarizándose con la palabra.
Los seis leyeron la información precipitadamente. Emmett se apresuró a apagar la computadora unos minutos más tarde. Las manos de Bella se movían intranquilas después de procesar la información. Ahora ella también tendría que lidiar con los cambios que su don traería como consecuencia.
Jasper se levantó rápidamente al sentir un flujo de nuevos sentimientos golpearlo repentinamente.
—Dos minutos —murmuró Alice.
Cerró los ojos y acarició sus sienes en círculos, presionando suavemente. Forzar el futuro era algo que ella nunca había intentado y su débil mente comenzaba a reclamárselo con fuertes punzadas.
Rosalie caminó hacia la puerta, pero antes de tener la oportunidad de girar el pomo para salir, éste lo hizo. Escuchó una voz apagada, detrás de la puerta y tensó su cuerpo. Miró sobre su hombro a sus amigos.
—La profesora está aquí —anunció.
Apenas tuvieron tiempo de esconderse detrás de la última fila de computadoras antes de que la puerta se abriera estrepitosamente.
Jasper colocó su pequeña mano sobre la boca de Alice cuando ella se golpeó contra la mesa, silenciando su suave grito de dolor. Después llevó su pequeña mano hasta su cabeza para atraerla contra su cuerpo y besó dulcemente en el punzante lugar, pensando las veces que su madre había hecho lo mismo con él e inmediatamente se sentía bien. Alice le ofreció una sonrisa fugaz antes de bajar la mirada al suelo, sus mejillas ligeramente sonrojadas.
Los seis se apretaron contra la pared y esperaron con ansiedad no ser descubiertos, Dios sabe lo que sus madres harían si eran atrapados infringiendo reglas escolares.
Unos minutos más tarde parecía que su profesora de mecanografía finalmente saldría del salón, dándoles oportunidad para escapar, hasta que una silla comenzó a moverse por sí misma unos cuantos metros lejos de ellos. Ella se detuvo instantáneamente y volvió la vista hacia el lugar en cuestión.
Los seis contuvieron el aliento.
Bella apretó los ojos con fuerza e intentó contener sus emociones.
Simplemente era difícil no tener miedo en ese momento, lo que únicamente empeoraba descomunalmente la situación. La silla se arrastró hacia atrás con un chirrido escandaloso.
Odiaba su don, lo odiaba tanto.
El resto de las sillas comenzaron a traquetear, haciendo un constante tictac contra el suelo que resultaba desquiciante, justo como Isabella se sentía en ese momento.
Edward tomó el rostro de Bella entre sus manos y la observó fijamente a los ojos.
—Escúchame, no pienses en ello —murmuró, su voz tan suave y baja que tuvo que mirar sus labios para comprender sus palabras—. Concéntrate. Piensa en el día que estuvimos jugando bajo la lluvia tanto tiempo que enfermamos, pero estaba bien para nosotros porque así podríamos faltar a clases y seguir jugando al día siguiente.
El labio de Bella se curvó ligeramente hacia arriba mientras su respiración se equilibraba.
—Fue tu idea. Y aun así mamá no me dejó jugar contigo porque tenía demasiada fiebre.
Edward exhibió una sonrisa resplandeciente, mostrando el diente que apenas comenzaba a crecer. —Valió la pena.
Bella soltó una respiración ligera cuando finalmente escuchó a la maestra salir, cerrando la puerta detrás de ella.
—Valió la pena —concordó.
〰
Las semanas pasaron rápidamente, transformándose rápidamente en meses, pronto cumplirían once años. Era extraño y poco usual que tus amigos cumplieran años el mismo día que tú. Pero era posible. Ellos eran la prueba.
Sus madres se reunían continuamente, organizando con entusiasmo el cumpleaños de sus pequeños.
—Mamá está muy feliz con nuestro cumpleaños, creo que planea una fiesta en grande —susurró Bella, rodando los ojos.
Después de descubrir el don de Bella, las cosas habían cambiado. Ella había pasado de ser un guardián dentro de su grupo, a ser el eslabón más débil. Continuamente se autoexiliaba, e incluso evitaba hablar con sus amigos de toda la vida.
Habían comprobado que el don de Bella era débil todavía, por lo tanto cuando alguna emoción fuerte la dominaba, su cuerpo actuaba por instinto y le era imposible dominarlo.
—Mamá está igual, esta mañana quiso probarme vestidos para la fiesta —hizo una mueca Rosalie mientras lo recordaba.
—Era un vestido lindo —Jasper se encogió de hombros con simpleza y tomó otro bocado de su tarta de frutas.
Rosalie entrecerró los ojos con furia contenida.
—No lo era —declaró.
Alice miró a su hermana con el ceño fruncido, sin haberse acostumbrado aún a verla utilizar su don. Sacudió su mano debajo de la cuchara de su hermana, comprobando que no había más que aire. Sacudió la cabeza.
—Extraño —susurró, refiriéndose al don peculiar de su gemela.
—Lo sé, todavía no veo normal que Bella coma sin utilizar sus manos —concordó Edward.
Miró como Bella masticaba el bocado mientras la cuchara cortaba otro trozo de la tarta como si tuviese vida propia, para llevarlo a su boca y repetir el procedimiento.
Bella sonrió ligeramente y tragó el bocado.
—Me estoy acostumbrando, a veces pienso que todo fue un sueño, luego lo intento y me doy cuenta de que es real —se encogió de hombros con simpleza y abrió la boca una vez más para tomar otro bocado.
Emmett asintió efusivamente.
—Me pregunto si Rosalie y yo vamos a tener dones también —dijo con anhelo.
Los cuatro que ya poseían poderes lo miraron con extrañeza.
Ellos querían desaparecer sus dones, volver a la normalidad y tener amigos como cualquier persona. ¿Y Emmett quería un don? Las ironías de la vida.
Alice frunció los labios.
—Sí, es lo más previsible, tal vez tarden mucho, pero hay altas probabilidades de que eventualmente llegarán.
Rose sonrió ligeramente y Emmett saltó con entusiasmo sobre su silla.
—Espero que tengas razón como siempre —dijo, haciendo alusión a su don—, no quiero que tarden demasiado.
Lamentablemente Emmett no sabía lo que pedía.
Como era común, Alice tenía razón.
No, Emmett no tendría que esperar mucho para ver su sueño realizado.
4 comentarios
Hola!! Me encanta tu historia no puedo esperar a leer el proximo cap
ResponderEliminarCuidate :D
Ha quedado muy interesante, no lo dejes hay porfa, continua :'(
ResponderEliminarPorfa continúalo me encanta de verdad... No lo dejes así te lo suplico.... :( :(
ResponderEliminarmuy buena la historia muy interesante y fuera de lo comun me encanta tenes una imaginacion muy buena ojala puedas continuar la historia
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