Capítulo 2 ¿Súper humanos?

by - septiembre 04, 2012

Capítulo 2:
Un nuevo don


Bella ajustó el lazo que sostenía su mochila a su hombro por tercera vez y suspiró mirando con aflicción el inmenso edificio que se alzaba frente a ella.

Edward le dio un apretón a su mano y le sonrió alentadoramente.

El instituto.

Un lugar temido para los seis amigos que constantemente debían soportar múltiples rechazos y burlas de parte de sus compañeros.

Edward, Alice y Jasper se sentían profundamente culpables al no tener la capacidad de socializar como todos los niños de su edad, debido a sus peculiaridades ellos se refugiaban en su reconfortante soledad, pero a causa de eso, sus hermanos apoyándolos como siempre, sufrían las humillaciones al igual que ellos.

Rosalie, Bella y Emmett siempre se habían mantenido al lado de ellos, luchando contra cualquiera que se atreviera a insultar a sus hermanos, logrando ganarse el exilio social que caracterizaba las mentes cerradas e ignorantes que poseían los alumnos de Forks.

El frágil cuerpo de Alice temblaba con la perspectiva de un día más en el instituto. Jasper la miró y pasando su brazo por sus pequeños hombros logró llamar su atención para sonreírle animadamente, Alice soltó un profundo suspiro y esbozo una sonrisa forzada en respuesta.

Emmett y Rosalie observaron a sus amigos con una mueca de preocupación en sus rostros.

Ambos, siempre con su carácter fuerte y protector, nunca permitían que nadie se acercara demasiado a ellos, los amaban demasiado para permitir que los lastimaran.

Bella era de un carácter testarudo… pero frágil, así que Rosalie y Emmett habían asumido la responsabilidad de la protección de cada uno de ellos, y verlos tan asustados solo había aumentado su sentimiento fraternal, prometiéndose internamente impedir cualquier clase de abuso.

Los seis se dieron la vuelta para despedirse de sus madres, que como cada día se habían encargado de prepararlos y dejarlos en el instituto puntualmente.

Reneé tomó a Bella y Alice entre sus brazos en un apretado abrazo, besando la mejilla de sus hijas con entusiasmo, intentando aliviar el decaimiento que mostraban las facciones en sus rostros.

Esme miró a Rosalie y Jasper a los ojos, sonrió prometiéndoles regresar puntual por ellos, después besó sus frentes amorosamente.

Por último Elizabeth abrazó a Edward y Emmett, acarició sus rostros con ternura y les deseó un buen día de clases, dándole un beso en la mejilla a cada uno antes de dejarlos marchar.

Los seis se miraron a los ojos significativamente. Prometiéndose en ese simple gesto estar unidos como hasta ese momento habían hecho y esperando fervientemente que su día en el instituto fuera mejor.

Tomándose firmemente de la mano se encaminaron a un día más en su pequeña parcela del infierno.

.

Caminó más rápido cuando sintió que alguien la seguía. Su cuerpo se tensó involuntariamente con la presencia de quien sabía que caminaba detrás, pero cuando estaba por llegar al límite que separaba los salones del patio, un niño le cortó el caminó e inevitablemente detuvo sus pasos.

Alice frunció el ceño confundida cuando notó que Tyler no estaba con su séquito de seguidores al igual que siempre. Se preguntó en donde estarían, pero no se dedicó a pensar demasiado en eso.

—Dime Alice, si puedes ver el futuro, ¿qué va a pasar ahora? —preguntó Tyler Crowley con el sarcasmo impregnado en sus palabras.

Los redondeados rasgos infantiles de la niña se tiñeron de un suave rubor rosado causado por la vergüenza y bajando la mirada respondió al comentario sarcástico de su verdugo personal.

—No lo sé —susurró.

Mentalmente se lamentó profundamente por haber acudido sola al baño y haber negado la compañía que su gemela le había ofrecido en cuanto había expresado su necesidad. Rezó porque alguno de sus amigos apareciera y la ayudara.

Tyler soltó una sonora carcajada en son de burla y la miró casi con desprecio.

Alice no pudo evitar estremecerse al notar la mirada fría y asqueada que le lanzaba. La hacía sentir insignificante y pequeña. Luchó porque las lágrimas que estaban por desbordarse de sus ojos se mantuvieran a raya, cerrando sus manos en puños con fuerza.

Miró detrás de Tyler la mesa que su hermana y sus amigos ocupaban. Solo tendría que atravesar el patio y podría llegar con ellos, tal vez corriendo lo lograría, pero considerando lo patosa que era no había demasiadas probabilidades.

—Ni se te ocurra —gruñó Tyler al ver sus intenciones, tomando su brazo y presionando con fuerza.

Jasper se agitó inquieto en su lugar mientras desmigajaba el sándwich que su madre había preparado para él. Frunció el ceño con furia y paseó la mirada por el patio, preguntándose quien era la persona que sin saberlo compartía su desesperación con él y le impedía disfrutar de un momento de paz.

Levantó la mirada y examinó a su alrededor.

Notó que Edward y Bella conversaban en susurros con una sonrisa en sus labios, tomándose de la mano y riendo en algunas ocasiones. Emmett y Rosalie tenían su mirada fija en él, la curiosidad que desbordaban los ojos de ambos los delataban. Ignoró la insistente mirada y buscó a Alice con la mirada, examinando en patio minuciosamente.

No estaba sentada con ellos.

Se preguntó en qué momento se habría ido y a dónde.

En el patio no estaba a Alice.

Se aseguró de estar en lo correcto mirando varias veces el patio entero. Hasta que un par de sombras a la distancia le llamaron la atención, estaban debajo de la sombra que les proporcionaba el salón de modo que no podía identificarlos, los miró fijamente unos minutos con el ceño fruncido, pudo detectar que la desesperación emanaba de ese lugar.

Cuando el cuerpo de la niña fue iluminado al dar ella un paso hacia atrás pudo reconocer a Alice y Tyler Crowley. Sus manos se cerraron en puños inevitablemente y abruptamente se levantó de la mesa.

Escuchó que Emmett y Rosalie lo seguían.

—¿Jasper?, ¿qué pasa?, ¿a dónde vas? —inquirió Rosalie, confundida.

Ignoró a sus acompañantes y se apresuró a llegar más rápido a donde Alice y Tyler estaban. Con Emmett y Rosalie flanqueándolo.

—¡Pero qué tenemos aquí, nuestro grupo de raros!, ¡qué gusto verlos! —exclamó con falsa alegría una voz demasiado conocida para ellos.

Gruñó cuando cayó en la cuenta de la razón por la que Alice estaba sólo con Tyler y no con todo su escuadrón como siempre. Solamente esperaba que Tyler no le hiciera nada malo, aunque considerando todos los encuentros que habían tenido con ellos… no podía tener demasiadas esperanzas respecto a eso.

Edward sonrió cuando la brillante sonrisa de Bella resplandeció al sol y le fue inevitable sonreír también.

Siempre le había gustado hablar con ella. Es decir, le agradaban Rosalie y Alice, pero con Bella había algo que era diferente. Tal vez las largas conversaciones que únicamente con ella podía mantener, o sus respuestas astutas a cualquier cosa que le dijera.

Su sonrisa se borró y arqueó las cejas cuando un par de pensamientos difusos llegaron a su mente.

Edward todavía no lograba acostumbrarse a escuchar los pensamientos de las personas a su alrededor, su poder no era especifico todavía, había días en los que no escuchaba ni un solo sonido y otros en los que el bombardeo de pensamientos no le permitía pensar con claridad, ocasionándole varios dolores de cabeza.

Le pareció extraño poder escuchar los pensamientos de Alice y Jasper, ya que por la mañana le había sido imposible escuchar a Emmett y cuando había ingresado al instituto había confirmado que ese día sería tranquilo, ya que no podía escuchar los pensamientos de nadie.

Prestó más atención a su alrededor. Confirmando que no podía escuchar los pensamientos de nadie a excepción de sus dos amigos.

Frunció el ceño con preocupación cuando logró descifrar las palabras confusas que se filtraban en su mente.

—¿Edward? —murmuró Bella con el ceño fruncido, al ver que repentinamente su rostro estaba serio y la sonrisa se había esfumado.

—Alice…

Los ojos de Bella se abrieron sorprendidos al comprender que el motivo de la reacción abrupta de Edward, era su hermana. Sin esperar a que dijera algo más se levantó de un salto e inspeccionó cuidadosamente con la mirada cada rincón del patio de juegos.

Sintió la presión de la culpa crecer dentro de su pecho al darse cuenta que no estaba con su hermana para ayudarla, y rápidamente se volvió hacia Edward con desesperación.

—¿En dónde está Alice, Edward? —preguntó con sus manos temblando a causa de la impotencia que la dominaba.

Edward frunció el ceño al verla de ese modo, pero sabía que era imposible intentar apaciguar a Bella en ese momento. De modo que intentó concentrarse mejor en los pensamientos de ambos.

—No lo sé… sus pensamientos son bajos y confusos… apenas puedo escucharlos —dijo con frustración.

—Sólo una pequeña pista que te deje saber en dónde están —suplicó.

Edward suspiró audiblemente.

Se concentró únicamente en los difusos pensamientos y después de unos minutos tuvo la información que necesitaban. Salió corriendo con Bella a su lado.

—En el inicio del patio de juegos, Tyler detuvo a Alice allí, los demás detuvieron a Rosalie, Emmett y Jasper cuando iban a ayudar a tu hermana —balbuceó con rapidez.

No tardaron demasiado en llegar al límite que marcaba el inicio del patio, Bella se adelantó apresurando el paso hasta llegar al lugar en donde su hermana y Tyler estaban.

Pudo notar a Tyler tomando a Alice del brazo con fuerza mientras la insultaba de manera desdeñosa. Se concentró en el rostro de Alice y pudo notar una mueca de dolor que ella luchaba por ocultar, y eso fue suficiente para hacerla explotar.

—¡No la toques! —gritó Bella con voz aguda.

Tyler y Alice se volvieron inmediatamente a verla.

Alice soltó un profundo suspiro de alivio al ver a su hermana y a Edward frente a ellos, mientras que Tyler esbozó una sonrisa burlona en su dirección, mirándola a ella y a Edward con superioridad.

Los ojos de Bella ardían en furia, tuvo que levantar el rostro para sostenerle la mirada a Tyler, ya que él era un par de años mayor que ella, y por lo tanto, más alto.

Alice frunció el ceño un poco y ahogó un quejido cuando sintió que la mano de Tyler apretaba más su brazo, estaba segura de que eso dejaría un gran hematoma, tendría que buscar una excusa que darle a su mamá.

—Suéltala —demandó Bella con los dientes apretados.

Sus manos se cerraron firmemente en puños a sus costados. Edward se acercó e intentó sacar a Alice de las manos de Tyler, pero antes de poder hacer nada Tyler lo alejó de un manotazo, golpeando su rostro y provocando que el labio de Edward comenzara a sangrar.

Bella miró a Edward que estaba en el suelo presionando su mano contra su labio, tratando de detener la sangre que salía e intentando levantarse para ayudar a Alice.

Gruñó al ver que a Edward le era imposible levantarse.

—No vuelvas a tocarlo —amenazó Bella, sus músculos cada vez más tensos.

—¿O qué? —inquirió Tyler con una sonrisa mordaz.

Apretó más el brazo con el que sostenía a Alice en un silencioso reto hacia Bella, esta vez Alice no pudo contener el chillido de dolor que escapó de sus labios y Bella sintió que algo dentro de ella se encendía como fuego.

—¡He dicho que la sueltes! —gritó enfurecida.

Tyler sintió un tirón repentino y de un momento a otro se encontraba en el suelo, un par de metros alejado de ellos.

Miró a su alrededor desconcertado.

Edward continuaba en el suelo, Bella lo miraba enfurecida y Alice tenía los ojos abiertos del asombro. El miedo lo dominó cuando adivinó la causa del extraño suceso.

Se levantó lo más rápido que pudo y salió corriendo sin mirar atrás.

—Bella… —jadearon Edward y Alice al unísono.

Ella frunció el ceño en dirección a donde Tyler se había marchado, y suavizó su mirada al verlos.

—¿Están bien? —preguntó con inquietud, estudiando meticulosamente el cuerpo de ambos, en busca de daños mayores.

Alice sacudió la cabeza intentando aclarar sus pensamientos.

Rápidamente miró a Edward, ambos compartieron una mirada significativa, que fue suficiente para saber que ninguno había imaginado lo recién ocurrido.

—¿Qué pasa? —inquirió al notar la mirada cómplice que compartían.

El rostro de Alice se iluminó en una sonrisa que Edward también compartió.

—¡Bella, tienes un don! —chilló Alice con entusiasmo ante la cara estupefacta de su gemela.

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