by - septiembre 13, 2014



Edward POV




Mis dedos revolotearon sobre las teclas del piano con fluidez, presionando suavemente y emitiendo una melodía melancólica.

Cerré los ojos.

El olor de su esencia me golpeó y me fue inevitable sonreír, casi podía sentir el calor de su cuerpo, acompañándome como siempre, escuchando atentamente mis composiciones. Me negué a abrir los ojos, porque sabía que en cuanto lo hiciera no la encontraría y estaría solo nuevamente, mi mundo de fantasía desaparecería y me llevaría hacia la dolorosa realidad que vivía.

Bella, regresa a mí…

El sonido se intensificó, al igual que mis sentimientos, que en este momento estaban siendo reflejados a través de esa canción.

No me percaté de que había alguien a mi lado hasta que su grito me sacó de mi ensoñación. Abrí los ojos, encontrándome con la realidad que tanto temía, en la que ella no estaba.

—¡Basta, Edward! —Los ojos de Alice ardían en dolor y furia—. ¡No fuiste el único que la perdió!, ¡deja de torturarnos de ese modo!

El sentimiento de culpa me inundó cuando las palabras de mi hermana abandonaron su boca.

Bajé la mirada avergonzado con mi comportamiento egoísta al percatarme de que tenía razón. Pude escuchar desde el segundo piso a Jasper agradecer mentalmente por haber detenido la avalancha de sentimientos negativos al tiempo que la tensión —de la cual no me había percatado— desaparecía abruptamente del ambiente de la casa.

—Lo siento —murmuré.

El constante cambio de imágenes en la mente de Alice llamó mi atención, centrándome nuevamente en ella. Mi cuerpo se tensó en desacuerdo después de procesar las imágenes.

Sus pensamientos se revolvían con millones de imágenes de Bella y todos los momentos que pasó a nuestro lado. No pude evitar la mueca de dolor cuando su rostro sonriente, con su cabello caoba y los reflejos rojizos brillando al sol, se filtró en mi mente.

Alice negó suavemente con la cabeza, intentando deshacerse de las imágenes —que aparentemente se reproducían sin control— y sollozando salió de la habitación dando un sonoro portazo.

Suspiré.

Aún no ha regresado, ¿cierto?

Escuché el pensamiento de Jacob antes de que cruzara el umbral de la puerta y apareciera en mi campo visual, tomado de la mano de Lizauli.

Negué apesadumbrado y dando media vuelta me acerqué a la ventana por la que se colaba la escasa luz del sol que salía por el horizonte, anunciando, un día más.

—A veces dudo que regrese —susurré abatido.

Escuché a Jacob suspirar detrás de mí.

—No he podido contactar con ella. —Hizo una mueca—. Es como si hubiese… desaparecido.

Mi cuerpo se tensó cuando las palabras que pronunció golpearon contra mi frío corazón que aun mantenía la esperanza de verla algún día.

—No. Es. Posible. —Mi voz dura enfatizó cada palabra cuidadosamente.

Sentí a Jacob exhalar el aire de golpe. Segundos más tarde Lizauli desapareció de la habitación alegando tener que ir a ver a Esme unos minutos.

—No puedes seguir de este modo Edward —murmuró Jacob una vez que estuvimos solos—. Sé que Bella va a regresar… puedo sentirlo, pero no puedes torturarte mientras tanto.

Las palabras de Jacob se incrustaron en mi corazón con fuerza, sosteniéndose de la pequeña esperanza que él me ofrecía. Deseé fervientemente que no estuviese equivocado, que su conexión con Bella fuese suficiente para que sus palabras se realizasen.

—¿Cuándo lo viste? —pregunté volviéndome hacia él.

Jacob vaciló al mirar mi expresión esperanzada, era la primera vez que sentía una pequeña luz de esperanza filtrarse en doscientos treinta y dos años, desde que ella se había ido y nadie había tenido ni una sola pista de ella, ni de los Vulturi.

Suspiró pesadamente y bajó la mirada.

—Hace… una década —murmuró entre dientes con renuencia.

Me detuve un momento a procesar sus palabras. Bella regresaría. Estaba seguro. Ahora que Jacob lo había visto, las posibilidades de que mi deseo se realizara aumentaban demasiado. Me detuve un momento al comprender las palabras de Jacob. Hace una década…

—¿Y por qué no me habías avisado antes? —pregunté desconcertado.

Jacob se removió incómodo delante de mí mientras yo lo miraba fijamente a la espera de una respuesta.

—¡Edward! —interrumpió Lizauli con una sonrisa entusiasta, abriendo la puerta repentinamente—. Alice quiere que bajes, llegó la hora de que se vayan al instituto.

De reojo noté la expresión aliviada de Jacob y la sonrisa agradecida hacia su esposa.

Fruncí el ceño.

Obligué a mis pies a moverse cuando los pensamientos de Alice y Rosalie desde el primer piso me gritaron exigiéndome bajar inmediatamente. Solté un suspiro y lanzándole una mirada de sospecha a la extraña pareja frente a mí, salí de la habitación.

No podía asegurar cuanto tiempo había transcurrido desde ese día, pero mis esperanzas se apagaban nuevamente con cada nuevo día sin Bella.

Tal vez meses, semanas, días… o quizás estaba dramatizando demasiado y sólo habían transcurrido unas horas. No estaba seguro.

Mecánicamente tomé la ropa que estaba pulcramente doblada sobre mi sillón.

Parecía que los días transcurrían imposiblemente lento. Mi mente desenfocada se abstenía de entrar a las mentes ajenas e incluso a procesar las palabras pronunciadas a mi alrededor. No había espacio en mi cerebro además de mis pensamientos y mis ahora muy preciados recuerdos, que eran lo único que me mantenían cuerdo sin Bella.

El repentino tirón de mi brazo derecho, casi brusco, logró llamar mi atención por unos momentos.

—Edward, te hemos preguntado si estás de acuerdo con mudarnos nuevamente —me reprendió Alice con voz dura.

La miré unos segundos más de lo debido, tratando de comprender las palabras que sus labios pronunciaban pero que mi cerebro se negaba a procesar.

Fruncí los labios ante lo difícil que me era obligarme a comprender las palabras de Alice.

Finalmente me rendí.

Asentí distraídamente, para nuevamente hundirme en el sopor que me había acompañado este tiempo y me protegía del dolor que me ocasionaba recordar a Bella con cualquier mínima acción ajena, prefería hundirme en mis recuerdos e imaginar que Bella seguía a mi lado a tener que afrontar la realidad nuevamente. No podría con eso.

Repentinamente cuando el nombre de Bella fue mencionado en la conversación que era sostenida a mi alrededor mi mente automáticamente se puso en alerta a la espera de cualquier noticia de ella.

—¿Se rendirán tan fácilmente? —Inquirió Jacob incrédulo y una ligera nota de furia en su voz.

Carlisle hizo una mueca de tristeza, me sorprendió el estar tan atento repentinamente después de tanto tiempo en mi estado de inconsciencia.

—Ha pasado demasiado tiempo Jacob —repuso Carlisle con voz temblorosa.

No me costó demasiado notar la dificultad con la que pronunció las palabras sin necesidad de hurgar en su mente.

—Ella volverá —aseguró Jacob en medio de un gruñido.

Lizauli lo tomó del brazo con suavidad al notar la tensión en su esposo, logrando que se relajara inmediatamente y le obsequiara una sonrisa dulce. Aparté la mirada incómodo cuando nuevos recuerdos se filtraron en mi mente, pero luché contra ellos, intentando no hundirme nuevamente en el sopor.

—No puedes asegurarlo —rebatió Alice con voz cansada.

Me tomé el tiempo de analizar a mi familia después de notar el evidente cambio en Alice que tenía ligeras ojeras bajo sus ojos negros, a simple vista cualquiera diría que era la misma de siempre, pero sus ojos no mostraban su brillo habitual y su entusiasmo evidente había desaparecido por completo.

Jasper a su lado permanecía imperturbable. Su semblante tenso y mirando fijamente a Alice, como si esperase que se desplomara repentinamente. Me pregunté si extrañaba a Bella. Su rostro deprimido y cansado me dieron la respuesta inmediatamente, además de que en su mente se reproducían continuos momentos al lado de Bella. Bloqueé su mente inmediatamente.

Emmett parecía un auténtico zombie comparado a su vieja versión. Las comisuras de su boca parecían eternamente caídas, su semblante triste y taciturno. Sus ojos seguían la conversación llevada frente a él, pero Emmett permanecía extrañamente en silencio. No me atreví a entrar en su mente.

Rosalie mantenía su cara de póker habitual, pero aun así pude notar que más allá, algo se escondía bajo su muy cuidadosa mascara. No logré descubrirlo a pesar de buscar minuciosamente en su mente, era experta manteniéndome fuera si así lo quería.

Suspiré.

Esme parecía deprimida. Jamás en mis años de inmortalidad imaginé ver tal escena. Era tan dulce y maternal por naturaleza que imaginarla deprimida e incluso triste me era imposible. Alejé la mirada ya que mi cerebro era incapaz de asimilar semejante imagen.

Por último… estaba Carlisle. Parecía desolado. Su mirada vacía como jamás lo había visto. Casi podía asegurar que su piel era más pálida de lo normal y las ojeras bajo sus ojos eran un tatuaje permanente, marcándolo. Su semblante le hacía parecer como un auténtico muerto y de no ser porque podía escuchar su suave y ligera respiración podría asegurar que realmente estaba muerto. Me estremecí. Bloqueé su mente inmediatamente sin aun haber terminado de analizarlo, no necesitaba más imágenes de Bella.

Cerré los ojos y después coloqué mis manos sobre ellos, como si de ese modo esperase que las recientes imágenes se borraran de un momento a otro.

—Solo sé que Bella regresará —murmuró Jacob mirando fijamente a cada uno de los miembros de la familia—, jamás creí que ustedes se rendirían —Carlisle se encogió en su lugar ante su acusación— pero yo no lo haré. —Nos miró unos segundos más y después negó suavemente con la cabeza, como si quisiese deshacerse de algunos malos pensamientos, no me atreví a entrar en su mente—. Me decepcionan.

Suspiró y después de lanzarnos otra mirada salió por la puerta principal dando un sonoro portazo. Lizauli nos miró avergonzada y salió detrás de Jacob.

El silencio que se instauró en la habitación me hostigó hasta que finalmente tuve el valor de hablar.

—¿Irnos? No pienso irme de aquí hasta que Bella regrese —dije con voz firme.

Decir su nombre me quemó como ácido y los recuerdos lucharon por envolverme de nuevo en la inconsciencia mientras intentaba mantenerme en el presente. Carlisle frunció los labios, avergonzado consigo mismo, pude adivinar que se arrepentía por rendirse y no esperar a Bella.

Carlisle asintió de acuerdo conmigo.

—Escuchen familia —dijo levantándose—, los que quieran marcharse están en la libertad de hacerlo, de lo contrario pueden quedarse con nosotros —dijo dándome un ligero apretón en el hombro.

Esme asintió y sonrió ligeramente.

—Siempre estaré a tu lado Carlisle y esperaré a mi hija el tiempo necesario. —Prometió con vehemencia.

Emmett, Jasper y Alice no dudaron cuando aceptaron quedarse y esperar a Bella el tiempo necesario. Me sorprendió cuando Rosalie permaneció en silencio, anunciando sutilmente que también esperaría. La miré inquisitivamente mientras ella rehuía mi mirada.

Unos pocos días más transcurrieron después de ese acuerdo familiar. No había noticias de Bella y no parecía que las habría pronto.

Jacob sonrió con entusiasmo al saber que esperaríamos y nos felicitó por nuestra decisión.

Bajé las escaleras con lentitud.

El resto de mis hermanos subieron a sus autos después de notar mi presencia a su lado. Estábamos de acuerdo con esperar a Bella, es cierto. Pero eso no cambiaba la tristeza que inundaba nuestros semblantes al no tenerla a nuestro lado.

Exhalé el aire temblorosamente y me preparé para otro día en el instituto.

Me mantuve alejado de los humanos a mi alrededor y luché minuto por minuto para mantenerme alejado de los recuerdos, parecía que cada día me era más difícil mantenerme alerta. Evité concentrarme en algún objeto concretamente ya que cada pequeño espacio traía un nuevo recuerdo a mi mente. Una tarea difícil y hostigante.

Respiré aliviado cuando el timbre del almuerzo me permitió reunirme con mis hermanos, de ese modo me sería más fácil impedir sumirme en los recuerdos.

El silencio de nuestra mesa era tenso. Me retracté inmediatamente de mis anteriores pensamientos, esto me hacía más difícil el trabajo de impedirme recordar.

Me concentré en los pensamientos a mi alrededor hasta que una esencia dulzona y floral se filtró en mis fosas nasales.

Sacudí la cabeza con brusquedad.

No podía caer en los recuerdos.

Pero el olor era tan fuerte… tan real…

No se han olvidado de mí aun, ¿o sí?

Levanté la cabeza como resorte cuando sus pensamientos se colaron en mi mente, mis hermanos me miraron fijamente después de mi repentina acción. Estaba seguro de que mi boca estaba abierta hasta el suelo. Me miraron con el ceño fruncido y con curiosidad siguieron la línea de mi mirada. Jadearon, más alto de lo normal.

En la entrada de la cafetería estaba Bella. Tan hermosa como la recordaba. Su cabello caoba caía a su alrededor, elevándose ligeramente con el viento detrás de ella. Sus ojos brillantes parecían sonreír. Nos miraba fijamente con una sonrisa juguetona bailando en sus carnosos labios rojizos.

De un momento a otro nos guiñó el ojo y salió corriendo.

Ninguno de nosotros dudó en seguirla inmediatamente al verla desaparecer. Siguiendo su esencia nos internamos en el bosque hasta que repentinamente se perdió en medio de la nada, dejándonos desconcertados y buscándola. Nuestro ceño se frunció profundamente cuando nos percatamos de que allí también estaba Carlisle, Esme, Jacob y Lizauli.

—¿Chicos? —Inquirió Carlisle confundido.

—¿También vieron a Bella? —preguntó Alice.

Los cuatro asintieron.

Miramos a nuestro alrededor. Esperando verla. Pero parecía haberse esfumado repentinamente, como una simple visión.

—No está —suspiró Emmett—, ¿tan desesperados estamos que la alucinamos?

El semblante esperanzado de Carlisle decayó un poco ante las palabras de Emmett, pero Jacob negó con una amplia sonrisa.

—Ella está aquí. —Su entusiasmo contagioso nos hizo mirar a nuestro alrededor con nuevas esperanzas—. Vamos Bells, sal pequeña traviesa.

La risa de soprano característica de ella resonó entre los árboles, todos nos volvimos mirando a nuestro alrededor inmediatamente, buscándola un vez más.

Apareció portando un vestido blanco que se ajustaba a su cuerpo. Parecía que un halo brillante la rodeaba, dándole una luz propia que te atraía como un imán. A su costado un trío de pelirrojos la acompañaban, los tres se miraban sobre protectores con Bella y me pregunté quiénes eran.

Pero antes de poder sacar conclusiones su voz dulce y tranquilizante me distrajo.

—Tenías que arruinarlo Jacob —regañó Bella con una sonrisa deslumbrante.

Se detuvo unos cuantos metros frente a nosotros y nos miró sonriendo ampliamente, los pelirrojos detrás de ella se detuvieron automáticamente, casi como si estuviesen sincronizados.

—¿No hay un abrazo para mí? —preguntó Bella con falsa ofensa—, ¿tan pronto me olvidaron? —Inquirió dramáticamente.

Parece que todos pensamos de igual manera cuando nos lanzamos a abrazar Bella con fuerza. Ella rió ante nuestro abrazo grupal y el entusiasmo en cada uno de nosotros, a excepción de Rosalie que se mantenía al margen removiéndose incómodamente.

Bienvenida nuevamente Bella, pensó Rosalie tímidamente.

Me sorprendí al escucharla e inmediatamente volví mi mirada hacia Bella. La miró unos minutos y después le obsequió una pequeña sonrisa muy sutil que Rosalie respondió con una amplia.

Gracias Rose, fue la respuesta cálida de Bella.

—Tienes mucho que explicarnos —dijo Alice con falso enojo, rompiendo de ese modo el extraño momento entre Rosalie y Bella.

Bella se volvió hacia Alice y sonrió ampliamente, sus dientes perlados brillaron.

—Lo que quieras hermana —aseguró.

Los ojos dorados de Alice brillaron ante el sustantivo que Bella utilizó para nombrarla.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Emmett señalando a los pelirrojos.

Bella se volvió hacia ellos mirándolos cariñosamente. Una sonrisa dulce se dibujó en sus labios. Nosotros fruncimos el ceño, celosos.

—Familia Cullen, ellos son mis Hermanos K —anunció Bella con alegría.

Los tres gruñeron mirando a Bella, nosotros tensamos nuestros músculos listos para alejarlos de Bella ante la más mínima muestra de amenaza, ella al contrario rió armoniosamente.

—Creo que es momento de que explique —repuso Bella con tranquilidad.

Miramos a Bella desde nuestro puesto en los sillones de la sala. Fruncía el ceño con concentración y nos lanzaba miradas. Los pelirrojos se habían quedado a su lado.

—Bien —murmuró Bella—, desde que me transformé supe que no era normal, lo saben, por lo tanto siempre supe que tendría que hacer muchos sacrificios. —Nos miró con melancolía—. Ese día hace casi doscientos treinta y tres años yo sabía que inevitablemente tendría que acompañar a los Vulturi, siempre lo supe, era algo que debía suceder.

—¿Por qué debías acompañarlos? —preguntó Emmett.

Bella lo miró y sonrió ligeramente, en su mente una rápida escena con Emmett preguntando siglos atrás al igual que ahora se deslizó por sus recuerdos fugazmente.

—Porque estaba escrito de ese modo. —Suspiró—. Mi deber es cuidar que la leyes se cumplan y encargarme de los Vulturi era algo que debía hacer tarde o temprano inevitablemente, algo que debía suceder sin importar el curso que tomara el futuro. —Vaciló un poco antes de finalmente murmurar—: No se supone que me encontraría con ustedes hasta que terminase con los Vulturi.

Fruncimos el ceño.

Bella suspiró e inhaló aire profundamente antes de explicarse.

—Como dije, cuando renací miré mi vida como vampiresa pasar frente a mis ojos como una película. Pero cambié el curso de las cosas desde el momento en que decidí acompañar a mi padre hace más de tres siglos —dijo sonriéndole a Carlisle cariñosamente—, no se suponía que sucediese de ese modo… yo debía de encontrarme con mis hermanos —dijo haciendo un gesto hacia los pelirrojos a su lado—, ellos me ayudarían a terminar con los Vulturi junto con Jacob —dijo guiñándole un ojo a éste—, después al mudarnos a Forks me encontraría con ustedes en el instituto —nos miró— me enamoraría de Edward —la mirada cargada de amor que me obsequió me hizo hiperventilar— y finalmente conocería a los padres de los famosos Cullen.

La sala se sumió en el silencio mientras todos procesábamos las palabras de Bella, ella esperó pacientemente a que lo comprendiéramos.

—Entonces… ¿siempre supiste que tendrías que irte con los Vulturi? —Inquirió Alice.

Asintió apesadumbrada.

—¿Por qué no dijiste nada? —Esta vez fue el turno de Jasper de preguntar.

Bella exhaló el aire que contenían sus pulmones.

—Sabía que ustedes no permitirían que me fuese con los Vulturi, pero debía ir con ellos, cambiar aun más el curso de las cosas de como debían haber sido, pudo habernos matado a todos —objetó mirándonos.

—¿Por qué tardaste tanto en volver? —Hablé tímidamente por primera vez.

Bella volvió su mirada hacia mí y me sentí hundirme en sus expresivos ojos esmeralda achocolatado.

—El día que me fui con ellos, intenté por todos los medios evitar que las cosas tomaran ese curso, quería quedarme aquí con ustedes. —Su mirada fija en la nada nos demostraba lo perdida que estaba en sus recuerdos—. Pero en la mente de Aro vi que Jonh me había vigilado desde hace demasiado tiempo —negó con tristeza—, ellos tenían a Kayla, Kristie y Kevin… parecía que alguna fuerza superior quería recordarme como debían ser las cosas —suspiró afligida— no dejaría a mis hermanos a merced de ellos, jamás —aseguró con voz hosca—. Así que busqué en el futuro cualquier medio que nos ayudase a salir de ese apuro sin necesidad de alejarme por tanto tiempo y al mismo tiempo mantener a mis hermanos con vida… fue imposible, en cualquier posible futuro ustedes morían… yo moría… mis hermanos eran asesinados a sangre fría… y en el peor de los casos moríamos todos. —Cerró los ojos con fuerza queriendo deshacerse de aquellas perturbadoras imágenes—. Era imposible, las cosas debían seguir su curso natural o todos tendríamos un desastroso final.

—Lo siento —susurró Rosalie suavemente.

Bella parpadeó, saliendo de sus recuerdos, como si hubiese olvidado en dónde se encontraba.

—Después de marcharme con los Vulturi viajamos a Italia, allí estaban mis hermanos, no tardamos demasiado en terminar con todos los Vulturi, después de todo ellos están entrenados para ayudarme a pelear y finalmente liberarnos de las garras de los que se decían nuestros reyes. —Los miró—. Ellos fueron los elegidos para estar a mi lado en esa pelea que marcaría la vida del mundo inmortal. —Sonrió—. Al terminar con los Vulturi los cuatro tuvimos que renacer, permaneciendo doscientos años hundidos en un sueño profundo, al despertar éramos más fuertes, la vitalidad y los poderes de cada Vulturi habían sido absorbidos por nuestros cuerpos alrededor de esos doscientos años —frunció los labios—, nuestros recuerdos eran borrosos, tardamos varias décadas en recordar todo lo sucedido después de doscientos años de inconsciencia… y finalmente aquí estamos.

Emmett levantó la mano tímidamente pidiendo permiso para hablar. Bella sonrió ampliamente y asintió en su dirección, concediéndole dicho permiso.

—¿Jonh entra en el grupo Vulturi? —preguntó emocionado—, ¡oh, por favor! Dime que murió fatalmente —rogó.

Bella frunció el ceño y sacudió la cabeza rápidamente.

—Jonh… él… —Suspiró intentando deshacerse de sus balbuceos incomprensibles y su voz temblorosa—. Cuando llegamos a Italia se sintió culpable, parece que los Vulturi le aseguraron que simplemente me separarían de ustedes para poder estar con él, nadie saldría herido, Jonh había confiado ciegamente en ellos. Así que cuando los Vulturi estuvieron a punto de terminar conmigo por salvar a mis hermanos Jonh no dudó en interponerse. —Cerró los ojos firmemente—. Logró sacármelos de encima y fue suficiente para que pudiera terminar con ellos, pero no para que sobreviviera. —Exhaló temblorosamente y abrió los ojos—. Antes de morir Jonh juró que lo único que quería era estar conmigo de nuevo —suspiró—, siempre supe que era un buen chico, pero las malas influencias terminaron con él.

Los hermanos de Bella tomaron uno de sus brazos en un silencioso consuelo que fue suficiente para que Bella sonriera un poco más tranquila. Los celos me atacaron desprevenido y me sorprendí al percatarme que mi familia retenía un sentimiento similar al mío. Al parecer los celos eran de familia.

Jacob se levantó y miró a Bella.

—¿Es por eso que perdí mi conexión contigo?, ¿por eso no podía verte? —preguntó.

Bella asintió.

—La conexión que ambos habíamos establecido desde que naciste se rompió en el momento en que me hundí en la inconsciencia, no pudiste verme hasta que comencé a recordar todo lo sucedido —explicó.

Jacob se lanzó a abrazarla, más tranquilo al saber que la conexión con su reina no se rompería, de no ser porque sabía que estaba imprimado de Lizauli le habría cortado la cabeza en ese momento.

—¡Bienvenida, Bella! —exclamó con entusiasmo.

Ella sonrió ampliamente y lo abrazó con más fuerza.

—Cuida de él Lizauli, nunca está tranquilo —dijo Bella mirándola divertida.

Ella rió y asintió.

—No dejaré que nada malo le suceda. —Prometió besando a Jacob rápidamente.

Bella suspiró apartando la mirada y observando a la familia fijamente.

—Escuchen, si ustedes nos aceptan nos quedaremos con ustedes —Carlisle abrió la boca para hablar pero Bella levantó la mano deteniéndolo antes de que emitiera algún sonido—, pero habrá días que desapareceremos, tal vez por semanas o meses. Al asumir la responsabilidad de los Vulturi establecernos en un lugar específico no es una opción… pero lo intentaré por ustedes.

Carlisle enarcó las cejas pensativo, finalmente asintió con derrota.

—Lo que sea por tenerte de regreso —murmuró tomando la mano de Bella.

Ella sonrió ampliamente y le dio un ligero apretón a la mano de Carlisle.

—Gracias, papá.

Besó la mejilla de Carlisle sonriente y después se volvió hacia mí cambiando su semblante drásticamente. Las manos en su cadera y su pequeño pie golpeando el suelo rítmicamente.

—¿No piensas saludarme como es debido Edward? —Inquirió enfadada.

Balbuceé incoherencias mientras intentaba adivinar el motivo de su reacción hacia mí. Emmett y Jasper negaron con la cabeza como si sintiesen pena por mí.

—¡Bésala! —gritó Emmett como si fuese obvio, dándome un empujón.

Carraspeé y me acerqué a Bella que sonrió ligeramente mientras intentaba mantener su máscara de enfado.

Mis manos se deslizaron inmediatamente alrededor de su estrecha cintura. En cuanto el calor de su cuerpo me envolvió, mi nariz aspiró el aire, reconociendo su esencia que tanto había extrañado y mis manos se amoldaron perfectamente a su alrededor.

—Pudiste haber sido más específica. —Le regañé sonriendo.

Sus labios se curvaron tentadoramente.

—Pudiste saludar a tu novia desde que llegó y nos habríamos ahorrado todo esto —rebatió.

La besé con el anhelo de sentir su aliento dulce en mi boca y su sabor a miel en mi paladar. Mis recuerdos jamás hicieron justicia a semejante exquisitez. Y de nuevo… me sentí en casa.

No podía decir que la vida era perfecta después.

Bella y sus hermanos al asumir el cargo de los Vulturi estaban continuamente fuera, incluso había semanas en que no sabía nada de ella. Pero una relación implica sacrificio. Y yo sacrificaría lo necesario con tenerla a mi lado.

La vida da muchas vueltas. Las cosas siempre suceden por un poderoso motivo que a veces no somos capaces de comprender. La esperanza es lo último que podemos perder. Porque sin esperanza, no tenemos nada. Era hora de comprenderlo, las cosas no siempre salían como quería, pero eso no significaba rendirme y hundirme en la miseria, al contrario, debía demostrar que tan fuerte era mi deseo por arreglar todo y de ese modo luchar con más fuerza.

Porque eso haría por mi amada... vampiro cometa.

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