by - marzo 19, 2015

5

"Juego de supervivencia"



El estrepito que ocasionó la manguera de gasolina al resbalar de mis manos fue lo que me devolvió a la realidad.

Tragué con fuerza.

—Mientes— odié que mi voz se quebrara, hacía que la credibilidad en mis palabras disminuyera—. Yo lo vi. Fue Dean quien mató a Sophie.

Connor enarcó ambas cejas.

— ¿Realmente lo viste dispararle?

Un chasquido resonó y después un escandaloso disparo ahogó cualquier sonido en el viejo almacén. Sollocé con fuerza cuando el cuerpo sin vida de Sophie cayó en un charco de sangre frente a mí.

No. No lo había visto, yo había asumido que Dean había sido el culpable de la muerte de mi amiga.

Exhalé el aire que contenían mis pulmones y miré a Dean que fumaba con la mirada perdida en la distancia. Sus labios fruncidos en concentración me hicieron preguntarme que era lo que pensaba.

Vacilé, mi resolución comenzaba a debilitarse al pensar detenidamente en lo que Connor decía.

—Dean era el único en el viejo almacén además de Sophie y yo. No pudo haber sido nadie más.

—Allison— Connor pausó y frunció el ceño—, no creo que hayas estado realmente consciente ese día.

Lo miré en silencio, incapaz de refutar eso: era cierto.

Connor examinó mi rostro atentamente, como si se preguntara si estaba preparada o comprendería lo que estaba por decirme.

—Pertenecemos a una Organización contra la mafia llamada Fortress. Normalmente nuestro trabajo consiste en ayudar a las personas que han sido víctimas de ella. Dean no iba precisamente a matarlas ese día.

Esperé.

Esperé que Connor dijera que bromeaba.

Esperé que me asegurara que ellos eran asesinos a sueldo viajando para ganar dinero fácil.

Porque cualquier cosa era mejor que la posibilidad de mi mejor amiga involucrándose con la mafia. Ella no lo haría… no la Sophie dulce y amable que tan bien conocía.

— ¿Estás diciéndome que Sophie hizo algún tipo de trato con la mafia?— inquirí.

Connor asintió con precaución, sus movimientos cautos haciendo parecer como si esperara que yo me desmayara de un momento a otro… o comenzara a gritar.

Contra todo pronóstico: reí.

Una risa histérica e inestable. Algún tipo de risa mitad llanto que parecía incapaz de poder controlar. Vagamente escuché a Dean acercándose y preguntando a Connor lo que sucedía, ni siquiera me molesté en preguntarme la razón de su voz tensa.

Esto era de algún retorcido modo peor que haber visto morir a Sophie, porque pensar en la posibilidad de que nunca la conocí verdaderamente… simplemente era demasiado para procesar. Era como recibir una bofetada que abruptamente te devolverá a la realidad mientras sueñas despierta.

¿Cuántos años de nuestra amistad habían sido reales y cuántos habían sido fingidos? ¿Me había considerado ella su amiga realmente?

Reí. Porque reír era una mejor alternativa que echarme a llorar frente a ellos. Podía parecer una autentica loca en estos momentos, pero no era algo que me importara demasiado ahora. No me derrumbaría. No ahora, al menos.

La mano cálida de Dean sostuvo mi brazo y yo la golpeé lejos.

—No me toques— ciertamente mi voz sonaba demasiado alterada.

Dean levantó ambas manos y retrocedió tres pasos.

—Está bien, Allison. Estará bien.

Su voz baja y reconfortante cerró mi garganta y casi me fue imposible ahogar el sollozo que pugnaba por abandonar mis labios. Claro que noté que era la primera vez que utilizaba mi nombre al hablarme directamente y era realmente jodido que hubiera sido en esta situación.

No. No estaba bien… y no lo estaría.

Tragué con fuerza e hice la pregunta que probablemente terminaría por cambiar todo lo que pensé que conocía.

—Sophie— su nombre pareció dejar algún sabor amargo en mi lengua—, ella… ¿me vendió a la mafia?

La mirada azul de Dean parecía destellar compasión cuando asintió.

—Lo único que hemos podido recopilar como información de nuestros infiltrados es que Sophie hizo un trato con la mafia para conseguir dinero, pero al no poder pagar ella se ofreció a sí misma… y a ti para pagar su deuda.

Mis piernas repentinamente parecían no poder sostenerme y sentí mi cuerpo caer. Connor me sostuvo antes de que golpeara el suelo frío.

¿Cómo podía hacer frente a eso? ¿Cómo poder aceptar que una de las personas que más quieres en el mundo te ha traicionado de esa manera?

Sentí una lágrima resbalar por mi mejilla.

Inesperadamente Dean extendió su brazo y suavemente la limpió con el dorso de su mano, creí sentir su mano deteniéndose más tiempo del necesario.

Me miró.

La indecisión se dibujó en su mirada antes de que alejara la mano bruscamente.

—Debemos continuar.

Asentí.

De nuevo, las acciones y las palabras de Dean eran una completa contradicción. El hombre era un misterio andante, pero en este momento no tenía tiempo para interesarme en los acertijos de su mente.

Connor me soltó y ofreció una última pequeña sonrisa, pero sus ojos contenían un sentimiento de culpa escondido que pude reconocer. Tendría que hablar con él después, no había sido su culpa que Sophie hubiera actuado de ese modo y el habérmelo dicho simplemente me había abierto los ojos a lo inevitable.

Dean se trepó a la harley y el motor ronroneó a la vida.

Subí detrás de él y me sostuve de su torso, sentí sus músculos tensarse debajo de mi palmas. De algún modo algo se sentía diferente ahora que sabía que Dean no había sido el culpable de la muerte de Sophie y después de saber a lo que en realidad se ocupaban.

A lo que todavía no podía acostumbrarme era a la idea de Sophie haciendo un trato con la mafia… e involucrándome a mí.

¿Cómo saber que Dean y Connor no mentían?

Recordé a Connor ayudándome la primera noche y cómo desde entonces había sido tan amable conmigo, pero eso no garantizaba que no me estuviera mintiendo…

Fruncí los labios y miré el cuerpo de Dean pegado al mío.

— ¿Por qué nunca me dijiste que tú no habías matado a Sophie?— elevé mi voz lo suficiente para que Dean me escuchara.

Volvió el rostro hacia mí ligeramente.

— ¿Me habrías creído?

Suspiré. Él tenía un buen punto.

—Lo siento— al fin, el sentimiento de culpa comenzaba a florecer dentro de mí, revoloteando con el resto de sentimientos que parecían querer ahogarme—. No debí haber asumido algo sin antes preguntar, o tener pruebas.

Sentí a Dean encogerse de hombros.

Un incómodo silencio se hizo en ese momento.

Abrí la boca y la cerré de nuevo. Vacilé. No conocía a Dean lo suficiente para saber si lo que le preguntaría era demasiado personal. Me armé de valor y cerré mis manos en puños.

— ¿Entonces, no te importa matar… personas? Ya sabes, aun cuando son mafiosos, sigues quitándole la vida a alguien. Una vida es— me detuve y consideré mis siguientes palabras—, lo más importante que una persona alguna vez podrá tener.

Permanecí en silencio mientras Dean mantenía la mirada firmemente al frente. Transcurrió tanto tiempo en silencio que por un momento pensé que no contestaría.

— ¿Qué es la vida realmente?— apretó la mandíbula y sus nudillos se pusieron blancos a causa de la fuerza que utilizaba para cerrar sus manos alrededor de los manubrios de la motocicleta—. Nada más que un juego. Un juego de supervivencia. El fuerte es el que gana, el débil siempre será el perdedor.

Enarqué ambas cejas.

—Eso es mentira. La vida no es un juego, es lo mejor que alguien puede tener.

Dean rió, su risa carente de alegría y demasiado dura para ser un sonido reconfortante.

— ¿Realmente lo es? En el instituto, los más fuertes siempre ganan sobre los más débiles; en la sociedad los más influyentes siempre ganarán sobre los más desprestigiados… en la vida las personas de dinero gobernarán sobre los más pobres— una sonrisa burlona se dibujó en sus labios—. Ahora, dime que la vida no es un juego de supervivencia.

Medité sus palabras y permanecí en silencio.

Ha sido tu culpa, Allison. Su muerte fue tu culpa, nunca lo olvides.

Inhalé y exhalé suavemente, no era momento para recordar mi pasado.

Unos minutos más tarde el cuerpo de Dean repentinamente se tensó y miró hacia atrás fugazmente antes de devolver la mirada hacia el frente. Volví la mirada hacia atrás en donde la carretera vacía solo era ocupada por Connor y nosotros. Dean buscó en sus bolsillos y sacó su celular.

—Nos están siguiendo.

Miré a Connor al teléfono echando un rápido vistazo hacia atrás antes de contestar apresuradamente.

— ¡No hay tiempo para esconderla!— la voz de Dean subió varias octavas.

No había rastro del tono arrogante e incluso coqueto que siempre parecía residir en su voz. En cambio ahora parecía dura y ligeramente inquieta, era un lado de Dean completamente nuevo para mí.

Escuché el motor de la harley de Connor rugir cuando forzó la moto a acelerar hasta ponerse a la per de nosotros. Su mirada parecía preocupada y alarmada.

— ¡Acelera! Podemos desviarnos o…

Dean lo cortó negando fieramente con la cabeza.

—Nos perseguirán, Connor. Creo que ambos sabemos con qué tipo de personas tratamos. Si intentamos huir sólo lograremos un accidente y probablemente morir.

Connor me miró y frunció los labios.

Yo para este punto no lograba seguirlos en la conversación, no lograba comprender qué era lo que sucedía.

Dean suspiró profundamente y ordenó:

—Nos detendremos y sobre cualquier cosa quiero que la protejas, Connor. ¿Comprendes?

El mandato de Dean me tomó completamente por sorpresa, porque a pesar de que no sabía cuál era el problema, era evidente que hablaban de mí. Lo miré, quizás buscando alguna respuesta a las repentinas preguntas que me asaltaban, pero él mantuvo la mirada firmemente fija al frente.

Connor exhaló y asintió.

Un par de metros más adelante ambos se detuvieron. Me bajé tan rápido como podía mientras que, de nuestra motocicleta, Dean abría el asiento y sacaba dos armas, rápidamente lanzándole una a Connor, que atrapó sin problemas.

Sentí que la sangre se drenaba de mi rostro.

— ¿Qué ocurre?

Dean me tomó del brazo y me llevó hasta Connor, posicionándome detrás de él.

—Escucha, rubia. No hay tiempo para explicaciones, pero mantente cerca de Connor, no te alejes de él e intenta mantener la boca cerrada.

Tragué.

—Pero…

Una camioneta negra, similar a la que había visto antes de que nos secuestraran en Detroit —o probablemente la misma— se detuvo casi sobre nosotros, retrocedí un poco más detrás de Connor cuando tres hombre bajaron portando lentes de sol —a pesar de que hacía tiempo el sol se había escondido— y trajes negros.

Dean se adelantó y sonrió con malicia.

— ¡Me siento honrado! ¿Visitando la clase baja?

El hombre más alto de ellos —por su postura, yo supuse que era el líder— lo miró con desdén antes de tomar un arma de debajo de su saco de apariencia costosa.

—No tengo tiempo para juegos, niño— su voz era neutral—. Será fácil esto. Nos entregas a la chica— me señaló con un movimiento de su barbilla— y nos iremos sin problemas.

Temblé.

¿Me quieren a mí?

Dean rió mientras cruzaba los brazos sobre su pecho despreocupadamente.

—Lo siento, no está a la venta— hizo un gesto pensativo—. Pero pueden irse y ninguno de ustedes saldrá herido… o muerto.

El líder lo apunto con su arma mientras su cara comenzaba a distorsionarse por la ira.

—Así que tenemos un niño egocéntrico aquí. No me sorprende.

Dean tomó el arma de sus vaqueros y apuntó hacia él también.

—Y un hombre menopaúsico con complejos de superioridad, nada nuevo— sonrió.

Los ojos del hombre lanzaron fuego y sus fosas nasales se dilataron con su repentina rápida respiración. Pude ver su dedo preparándose para tirar del gatillo. Pero inesperadamente Dean disparó en su mano que sostenía el arma antes.

Él hombre gritó cuando la bala perforó su mano y el arma cayó al suelo con un ruido sordo. Mi boca se abrió.

—No. Mala jugada, ¿no entendiste las reglas del juego?— preguntó con falsa decepción—, te ibas y todo saldría bien, no era tan difícil de comprender.

Sentí mi estómago revolverse mientras veía la sangre salir a borbotones.

Connor se movió y miré al hombre que se acercaba a nosotros —y no había notado por ver lo que sucedía con Dean—. Él también apunto con el arma a Connor al tiempo que él tomaba el arma escondida debajo de su chaqueta. La mirada de sorpresa en el hombre desapareció rápidamente mientras cambiaba de dirección hacia mí.

El tercer hombre apuntó a Connor.

Me sostuve de su brazo.

Por favor. Que no suceda nada malo.

Un disparo nos sobresaltó al tiempo que Dean se lanzaba sobre el líder e intentaba tomar su arma, el enredo de manos y piernas entre ellos no me permitía ver quién era el que había sido herido con el disparo.

Connor aprovechó el momento de distracción para disparar al hombre que me apuntaba en el brazo y al que le apuntaba a él en la pierna. La rapidez y precisión de sus movimientos me sorprendieron. En ese momento Dean logró arrancar el arma de las manos del líder y lanzársela a Connor, él se movió hacia adelante para atraparla.

Repentinamente los ojos de Dean se agrandaron antes de que —de algún modo— se deshiciera del cuerpo sobre él, corriera rápidamente hacia mí y su cuerpo impactara contra el mío en la tierra seca. Su cuerpo sobre el mío me cubría completamente. Apenas unos segundos más tarde el sonido de un disparo resonó y apreté su brazo cuando lo escuche gruñir bajo su aliento y sentí sus músculos tensarse. Empujé su cuerpo y busqué el lugar dañado, rezando porque no hubiera sido grave. Dean se mantuvo firme y negó hacia mí con la cabeza.

—Aun no.

Su brazo sangraba demasiado y comencé a preguntarme si debía ir a un hospital.

Él se estiró y tomó el arma a unos metros de distancia.

Connor luchaba con el hombre que había sido disparado en el brazo mientras que el otro continuaba sosteniendo su pierna sangrante. Dean disparó al líder que corría hacia nosotros directamente en el corazón. Cerré mis manos en puños con fuerza alrededor de su chaqueta cuando el cuerpo cayó flácidamente en el suelo.

Connor disparó en el estómago al último y después en la sien.

Busqué con la mirada al tercero con la pierna herida, no estaba. Pude verlo alejándose a unos cuantos metros de distancia.

Mi mirada parecía no poder alejarse de los cuerpos sin vida tan cerca de nosotros.

¿Estaba mal que me sintiera aliviada al verlos muertos? ¿Qué ni siquiera me había importado ver a Connor y Dean matarlos a sangre fría frente a mí? ¿Había algo mal conmigo por sentirme feliz por eso?

¿Qué era lo que había pasado? ¿Ellos estaban buscándome? ¿La mafia sabía que no había muerto y ahora me buscaban?

Solté el aire bruscamente cuando el pánico comenzó a hacer mella en mí.

Sentí la mano cálida y —de algún modo— familiar de Dean tomar mi barbilla suavemente entre su dedo índice y pulgar, hasta levantar mi rostro y nivelar nuestros rostros. Su cuerpo y rostro presionaban contra el mío tan cerca que me sentía protegida por él.

Sus ojos parecían brillar.

—Soy un hombre de palabra, rubia. Y no puedo prometerte muchas cosas— respiró—. Pero puedo prometerme que cuando estés conmigo nunca, nunca voy a permitir que nada te ocurra— su dedo se movió ligeramente sobre mi barbilla en círculos—. Nadie te va a lastimar mientras estés conmigo e incluso les arrancaré las entrañas si se atreven a mirarte de manera incorrecta.

La luz en sus ojos parecía casi etérea, como si algún tipo de brillo interior los iluminara y, de no conocerlo, pensaría que sus ojos no eran reales.

Y su promesa de algún modo, logró calmar mi inquietud.

Presionó su cuerpo contra el mío y su aliento mentolado impactó contra mis labios. Me mantuve inmóvil. Después, la mirada de Dean cambió, un sentimiento fugaz, casi de dolor —si es que no me equivocaba— iluminó sus ojos desapareciendo tan rápido como había aparecido, antes de que se apartara.

— Esperemos que no nos metas en más problemas.

Se levantó y caminó hacia su harley a unos metros de distancia, sin mirar atrás.

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1 comentarios

  1. Hola Ale! Hace mucho tiempo que no se sabe nada de ti, leí tu historia hace mucho años en un foro de lectura! Me gustaria saber si estás bien?! Le cogí mucho cariño a tu historia y es una pena que no hayas continuado, me hubiese gustado saber el final. Sin duda tienes un bonito talento, espero de verdad qe estes bien, y en salud. Algunas veces me paso ppr tu pagina para ver si has regresado. Han pasado ya muchos años. De igual manera, muchas gracias por tus historias. Saludos :)

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