by - septiembre 09, 2014



Edward POV



Bella abrió los ojos con pesadez y mi cuerpo se congeló cuando comprendí que todo este tiempo había estado despierta.

Me miró fijamente por unos minutos y después esbozó una pequeña sonrisa.

—Tardaste demasiado —murmuró soñolienta, abrazándose más a mi cuerpo.

Abrí los ojos sorprendido, esa no era la reacción que esperaba, pero cuando recordé que probablemente Bella ya me había visto en sus visiones antes de conocernos me relajé. Una sonrisa idiota se plasmó en mi rostro al imaginarnos juntos.

—Lo lamento, no volverá a suceder —susurré en su oído, abrazándola con fuerza.

Bella bostezó audiblemente y se acurrucó contra mi pecho, besé su cabello, comenzando a tararear su nana otra vez. Y entonces, pronunció las palabras que harían mi corazón palpitar descontroladamente de ser posible.

—Te amo Edward —dijo en un murmullo, su voz amortiguada contra mi pecho.

Sonreí ampliamente, una extraña calidez se extendió por todo mi cuerpo, era increíble todo lo que ella me provocaba.

—Yo también Bella, ni siquiera puedes imaginar lo mucho que te amo…

—Pero estoy enojada contigo, te esperé por mucho tiempo. —Se quejó, emitiendo un suave gruñido, noté que le costaba trabajo mantener los ojos abiertos.

Me reí de sus ocurrencias, besé su suave mejilla y ella cerró los ojos con cansancio, suspirando profundamente.

—Duerme cariño, necesitas salir de este mundo por unos minutos —susurré besando su frente.

Sonreí cuando recordé que sólo unas horas más tarde Alice había llegado felicitándonos porque finalmente estábamos juntos… pero un estremecimiento me recorrió cuando recordé que Carlisle me había advertido que no dañara a su pequeña princesita si quería seguir manteniendo completos los miembros de mi cuerpo… no estaba seguro de que tan en serio lo había dicho, pero estaba dispuesto a cuidar de Bella a pesar de todo.

Regresé al presente cuando escuché la estridente risa de mi hermano.

—Vamos Emmett, muéstrame lo que tienes —dijo Bella, con una hermosa sonrisa adornando sus labios.

Emmett entrecerró los ojos ante el reto de Bella y después tomó impulso, lanzándose sobre ella. Mis manos se volvieron puños a mis costados y apliqué toda mi fuerza de voluntad para no seguir mi instinto que me gritaba que me lanzara contra Emmett y lo apartara de Bella.

Cuatro días.

Llevaba cuatro malditos días soportando ver como Bella nos enseñaba a pelear. Era insoportable ver como luchaba con mis hermanos. Sabía que ellos jamás le harían daño, pero mi instinto me obligaba a lanzarme contra cualquiera que intentara hacerle algo. Era inevitable.

Después de que la familia regresara de cazar y Bella despertara todos habíamos tenido una pequeña discusión, Bella se negaba a que la ayudáramos, pero, al ver que toda la familia —a excepción de Rosalie— estaba dispuesta a hacer todo por ayudarla, terminó cediendo. Y desde ese día nos estaba enseñando a pelear.

Había logrado escabullirme con excusas tontas. No me creía capaz de luchar contra Bella, me era imposiblemente doloroso el sólo imaginarlo, no podía ni siquiera imaginar hacerle daño.

Emmett intentó tomar a Bella del cuello, pero lo esquivó con un movimiento casual y después caminó con tal rapidez que por unos segundos se volvió borrosa, hasta estar detrás de Emmett, se subió a su espalda deteniendo sus brazos, de ese modo impidiéndole cualquier movimiento.

Emmett bufó, indignado.

Era la decima primera vez que perdía contra Bella en las practicas. Ese era un duro golpe para Emmett que se creía el gran luchador de la familia.

—Otra vez —gruñó frustrado.

Jasper negó, sonriendo.

—Olvídalo Emmett, es mi turno —dijo Jasper, con una amplia sonrisa.

Bella se bajó de la espalda de Emmett con agilidad y sonriendo se posicionó a unos metros de distancia, preparada para la practica con Jasper. Emmett gruñó incoherencias y se sentó bajó un árbol cerca de Jasper y Bella, para tener una mejor visión de la practica.

Contuve el impulso de irme. Las peleas de Jasper con Bella eran las más difíciles de soportar. Jasper siempre había sido el mejor peleando de la familia, ahora que Bella había llegado era diferente, nadie podía contra ella en una pelea, pero eso no evitaba que Jasper siguiera siendo bueno.

Mis músculos se tensaron, listos para atacar, cuando Jasper tomó a Bella por el cuello con fuerza. Alice tomó mi mano, impidiéndome lanzarme contra Jasper, y con un movimiento de cabeza me ordenó que siguiera mirando. Bella se escabulló de la jaula que representaban los brazos de Jasper deslizándose con facilidad, serpenteó alrededor de Jasper con movimientos ágiles y fluidos, unos minutos más tarde Jasper estaba en el suelo boca abajo con Bella sobre él, impidiéndole cualquier movimiento.

Emmett soltó un silbido por lo bajo.

—Te hizo puré hermano —dijo con un deje burlón—. Esa es mi hermanita —dijo Emmett orgulloso.

Bella esbozó una amplia sonrisa en su dirección.

—Felicidades Bella. Eres sorprendente peleando, espero que algún día me enseñes a realizar esos movimientos —dijo Jasper.

Bella se levantó de un salto, liberando de ese modo a Jasper.

—Cuando quieras —murmuró.

Para mi placer en cuanto ayudó a Jasper a estar de pie de nuevo corrió a mi lado abrazándose a mi cuerpo y depositando un beso en mis labios, sonreí y la sostuve contra mí con fuerza… ¡como amaba a esta chica!

—¡Vamos, Bella!, ¡después pueden comerse! Prometiste mostrarme tus poderes hoy. —Se quejó Emmett como un niño pequeño.

Gruñí cuando Bella cortó el beso y se volvió a mi hermano, que la miró con cara de tristeza, odiaba cuando Emmett hacía eso, ya que al igual que Alice y su puchero… siempre funcionaba.

Bella suspiró resignada y asintió en su dirección.

Fulminé a Emmett con la mirada cuando Bella se zafó del agarre de mis brazos y él sonrió burlonamente.

—Vamos hermano, la tienes todo el tiempo, compártela un poco —dijo despreocupadamente palmeando mi espalda.

Jasper negó con la cabeza al ver que mi humor empeoraba en vez de mejorar.

—Tranquilo Edward, sólo va a estar con nosotros un rato… no te la vamos a robar —murmuró divertido.

Y ante eso no me quedó más que suspirar rendido.

—Está bien Emmett, basta de juegos, dime qué quieres que haga —dijo Bella, llamando su atención.

Emmett frunció el ceño y la miró, después sus ojos se iluminaron como un niño en la mañana de navidad.

—¿Puedes manejar los elementos naturales?, ¡ya sabes! Como en las películas, hacer unas gigantescas bolas de fuego y todo eso —gritó emocionado articulando con sus manos las palabras que pronunciaba.

Bella sonrió divertida en su dirección y asintió.

El cielo se oscureció después de su afirmación. Una tormenta comenzó a caer con fuerza, la tierra comenzó a temblar y alrededor de Bella flotaban bolas de fuego. Extendió un brazo y tomó una entre sus manos, sonrió cuando el fuego brilló al hacer contacto con su piel de porcelana.

Miró a Emmett que tenía la boca abierta y ni siquiera parpadeaba.

Bella rió divertida, su risa tintineante similar a la de un bebé sacó a Emmett de su aturdimiento. Y unos minutos más tarde todo había desaparecido como si nunca hubiera pasado nada.

Emmett parpadeo en estado de shock.

—¡Eso fue fabuloso! —gritó después de unos minutos y tomó a Bella entre sus brazos en un apretado abrazo—. Anda, Bella ¡muéstrame todos tus poderes! —pidió depositándola en el suelo.

Bella sonrió divertida a su comportamiento infantil y después negó con la cabeza.

—No más poderes Emmett, ¡es imposible que te muestre todos hoy! —exclamó agitando los brazos para dar más realismo a sus palabras.

Emmett bufó y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Otro día, lo prometo —dijo Bella intentado apaciguarlo un poco.

—¿Lo prometes? —preguntó desconfiado.

—Lo prometo —contestó con una gran sonrisa.

No sabía qué había pasado.

En un momento estábamos bromeando y pasando un buen rato y después, abruptamente Bella estaba en el suelo con la mirada perdida y lágrimas carmesí brotando de sus ojos constantemente. Estuve a su lado en cuestión de segundos, al igual que Carlisle que buscaba una razón por la que ella estuviera así.

La tomé entre mis brazos con cuidado y con mis dedos limpié las lágrimas que brotaban de sus ojos, pero otras nuevas las remplazaban rápidamente haciendo inútil mi intento por borrarlas.

—¿Bella? Por favor cariño, despierta —murmuré, me di cuenta de la desesperación que se filtraba en mi voz.

—Vamos princesita, no puedes dejarnos ahora —susurró Carlisle acariciando su rostro, con una expresión de tristeza.

Para nuestro alivio, unos minutos más tarde Bella logró enfocar la vista en nosotros, tomó una gran bocanada de aire y parpadeó continuamente.

—¿Qué te pasó?, ¿estás bien?, ¿sientes dolor o algo parecido? —balbuceó Carlisle con preocupación.

Para mí era suficiente el tenerla entre mis brazos y sentirla segura ahí. Aunque aún así estaba preocupado por su salud, esperaría a que respondiera las preguntas de Carlisle.

—Estoy bien papá —aseguró—, sólo fue… otra visión.

Su boca se convirtió en una mueca de preocupación.

—¿Qué pasa Bella?, ¿qué es lo que viste? —pregunté.

Frunció el ceño y me miró fijamente unos minutos, suspiró y finalmente contestó mi pregunta.

—Los Vulturi… ellos… llegan mañana —murmuró frunciendo el ceño con preocupación.

Se hizo un silencio ensordecedor mientras todos terminábamos de procesar la información. No teníamos tiempo, no estábamos preparados para esa pelea, era muy poco tiempo y lo más probable era que todos termináramos muertos. Me estremecí ante mi pensamiento e instintivamente abracé a Bella con más fuerza.

—No estamos preparados todavía —susurró Emmett.

—Podríamos conseguir ayuda, llamar a los Denali —propuso Jasper, mirando a Carlisle.

Carlisle frunció el ceño, sospesando la idea, no quería poner a nadie en peligro, pero cuando su mente era un revoltijo de pensamientos apareció la imagen de Bella y con un suspiro aceptó llamar a los Denali.

Todos estábamos en la entrada de la puerta principal esperando a los Denali. Yo sostenía a Bella de la cintura, manteniéndola cerca de mí, indispuesto a dejarla separarse, mientras ella pasaba sus manos constantemente por mi cabello.

Sonreí, nada podía ser más perfecto ahora y esperaba que nadie me robara mi felicidad… o eso pensé…

—¡Edward! —gritó Tanya lanzándose sobre mí y separando a Bella con brusquedad.

¡Vaya! Me había olvidado de Tanya… genial, otro problema más para agregar a mi lista, pensé con sarcasmo al ver el rostro de enojo y tristeza de Bella.

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