by - septiembre 09, 2014



Edward POV



Bella había salido de la casa a hablar con Jonh.

Y mis nervios aumentaban cada vez que pensaba en eso.

Si se atrevía a tocarla o hacer algo que Bella no quisiese esta vez lo desmembraría y quemaría sin piedad. El sólo pensar en que le pusiera una mano encima o se atreviera a tocarla hacía mi sangre hervir de furia.

Todavía recordaba la primera vez que la había visto y la forma en que me había cautivado.

—¿Ya escucharon algo sobre la chica nueva?

Había preguntado Alice esa mañana en el instituto mientras se sentaba al lado de Jasper, depositando una charola con comida frente a ella.

—¿No la has visto en tus visiones? —pregunté.

—No, no sabía que ella llegaría a Forks hasta que escuché los cuchicheos de los alumnos.

Frunció el ceño y en su mente leí lo mucho que le frustraba eso.

—Eso es imposible Alice, debiste ver algo, lo que sea —dijo Emmett preocupado.

Alice negó suspirando.

—No puedo ver nada sobre ella y no sé porque.

En ese momento las puertas de la cafetería se habían abierto abruptamente y todo el mundo había desviado su mirada, contemplando a la chica nueva en un silencio sepulcral.

Por las puertas apareció Jessica Stanley y Lauren Mallory junto con unas cuantas chicas más que intentaban entablar una conversación con la chica nueva, y fue, cuando la vi por primera vez…

Fingía prestar atención a la charla de las chicas que la acompañaban, pero a primera vista se veía la poca atención que les ponía.

Parecía una diosa. Nunca había visto a alguien tan perfecto. Sus facciones la hacían parecer un ángel, sus sonrosadas mejillas al contraste con su pálida piel —aún más pálida que nosotros— y sus ojos de un extraño color gris achocolatado la hacían ver como un dulce ángel. Vulnerable y frágil.

Su cuerpo por otro lado era voluptuoso y bien formado. Como una sirena. Te hipnotizaba mirarla. Sus largas y esculpidas piernas te hacían perder la cordura. Verla era como un sueño. Ella era la perdición total.

Y lo único que pude pensar fue que ella no era algo humano.

Pero tampoco era una vampiresa.

Entonces qué era esa misteriosa y cautivadora criatura. Los pensamientos de todos a mi alrededor se colaron en mi mente.

Es hermosa… debería pedirle que saliéramos algún día, pensó Mike Newton que la miraba con la boca abierta.

Debe ser mi imaginación, ella no puede ser real, pensó Tayler Crowley.

Pero los pensamientos que más me enfurecieron fueron los de mis hermanos.

¡Guau! Ella… no puede… ser real… es hermosa, jamás había visto nada igual, tartamudeaba Emmett en su mente.

Imposible. Ella es absolutamente perfecta, aún más que nosotros, ¿cómo puede ser posible?... pensó Jasper boquiabierto.

Rosalie lanzaba blasfemias hacia la hermosa nueva estudiante mientras que Alice la miraba con la mente en blanco y la boca abierta.

Pero parecía que la chica nueva era ajena a todo esto, ya que parecía concentrada en algo, y repentinamente habló por primera vez.

—Carlisle Cullen —susurró, demasiado bajo para un humano.

Su voz era dulce y melodiosa, como el canto de una sirena, hipnotizante y adictivo.

Todos reaccionamos al escuchar el nombre de Carlisle. ¿Ella lo conocía?, ¿por qué había susurrado su nombre? Después se había levantado ignorando las preguntas de sus compañeros de mesa que la miraban fijamente al igual que el resto de los humanos de la cafetería.

Fue entonces cuando todos habíamos llamado a Carlisle y Esme.

El encuentro de Carlisle y Bella había sido muy emotivo. Carlisle habría sido un mar de lágrimas de haber podido. Pero lo que más nos extrañó es que de los ojos de Bella habían comenzado a brotar lágrimas del mismo color de sus ojos, un extraño gris achocolatado, manchado sus pálidas mejillas.

Recuerdo el estruendo de pensamientos que se formó cuando Carlisle dijo que ella era su hija y cómo todo había explotado con Rosalie lanzándose sobre ella. Me había enfadado. E inmediatamente había corrido a ayudar a la chica que intentaba mantenerse inmóvil para no lastimar a Rosalie.

Entonces Carlisle había explicado que la había conocido unos cuantos años después de su transformación y ambos habían vivido juntos por varios siglos, hasta que se habían separado, no nos dijeron los motivos, pero Carlisle nos ordenó ser respetuosos con ella.

Y en su mente leí lo importante que Bella era para él. En verdad parecía su padre.

Carlisle y yo habíamos convencido a Bella de que mudara con nosotros. Mi relación con ella había crecido con los meses y cada vez que la miraba sentía que la quería un poco más. Mis sentimientos estaban revueltos y confusos.

Llegó el momento en que no supe qué era lo que sentía por Bella.

Había acudido a Alice, era la que mejor me comprendía y a la que le tenía más confianza. Gracias a ella me había dado cuenta de que estaba perdida e idiotamente enamorado de Bella y después de eso todo fue diferente… cada vez que la miraba, escuchaba o tan sólo escuchaba su nombre sentía que un placentero calor recorría mi cuerpo y una sonrisa de estúpido se extendía por mi rostro.

Días después de convivir con nosotros tuvo una extraña charla con Carlisle en donde parecían poder entenderse sin hablar, fue muy extraño, después Bella había decidido mostrarnos su pasado. Jamás había sentido tanto dolor. Mi corazón se había oprimido al saber que alguien tan bueno como ella tuvo que pasar por todo eso y que habían sido sus padres —si es que se les puede llamar así— los que la habían entregado sin remordimientos.

Después la noticia más fuerte e impactante había llegado a nosotros. Bella era la temida por algunos y adorada por otros: vampiro cometa. Según la leyenda sería ella la que nos liberaría de las injusticias de los Vulturi, pero el sólo pensar en el precio de eso me instaló un dolor en el pecho. A ella no le podía pasar nada. No a ella.

Intenté decirle lo que sentía, cuando anunció que Jonh regresaba. Y sentí que la perdería cuando dijo que Jonh era su ex novio humano, que ahora era vampiro. Los celos que me recorrieron al imaginarla con él, tocándola, besándola, abrazándola… comencé a ver todo rojo con sólo imaginarlo.

Bella había ido a mi lado, intentando consolarme, como la buena persona que era.

Había intentado decírselo, decirle que la amaba tanto que no verla me dolía, que el imaginar un día lejos de ella era una tortura para mí o que los celos me mataban cada vez que la imaginaba con alguien más. Estaba dispuesto a arrastrarme o arrodillarme con tal de que me diera una sola oportunidad.

Pero toda la familia había aparecido en ese momento y todas mis esperanzas habían sido destrozadas.

Lo lamento Edward, debí detenerlos, mereces ser feliz al igual que ella, lo lamento mucho, pero me encargaré de que tengas la oportunidad de decírselo, había pensado Alice al ver mi rostro desilusionado.

Suspiré y asentí en su dirección.

Después ambos notamos que Bella nos miraba fijamente, había notado nuestro intercambio de frases. Sólo esperaba que no supiera de qué hablábamos exactamente.

Esa noche todos habíamos estado con los nervios de punta ante la perspectiva de que Jonh llegara. Bella no parecía feliz al saber que él regresaba, más bien parecía asustada y Carlisle sólo pensaba en arrancarle la cabeza en cuanto lo viera por atreverse a regresar y buscar a su niña.

En el claro había aparecido Jonh con una maldita sonrisa que me hacía querer quitársela con un golpe. Y después estaba sobre Bella sosteniéndola y besándola apasionadamente. Sentí que mi corazón se rompía ante la escena.

Pero después noté que Bella intentaba alejarlo y eso fue suficiente para que la ponzoña se acumulara en mi boca y las ansias de matarlo nacieran con fuerza. No iba a hacer algo que Bella no quisiera. O al menos no mientras yo estuviera para protegerla.

Y por todo eso era que estaba al borde de la locura.

Porque la mujer a la que más amaba en todo el mundo, a la que necesitaba para abrir los ojos o para poder moverme, estaba con él. Y no podía concebir la idea de que algo malo le sucediera.

Salí de mis pensamientos y miré a Carlisle que estaba igual que yo.

Caminaba por toda la habitación, mirando continuamente la puerta principal o lanzando improperios hacia Jonh. Jasper intentaba controlar a la familia, ya que todos estábamos alterados, pero los más afectados éramos Carlisle y yo.

Finalmente la puerta de la habitación se abrió abruptamente.

Bella entró, pero parecía alterada y algo preocupada.

—¿Qué pasa hija? —preguntó Carlisle.

Ella lo miró y la preocupación relució en sus ojos verde-azulado.

—¿Bella?, ¿en dónde está Jonh? —preguntó Alice.

Repentinamente en mi mente apareció una escena… Bella y Jonh hablando en medio del bosque, podía sentir, ver y leer lo que pensaban, querían o sentían.

—¿Cómo me encontraste? —preguntó Bella.

Se cruzó de brazos y miró a Jonh expectante.

Jonh sonrió.

—Sabía que eras inteligente, amor —susurró con una sonrisa, tuve el impulso de golpearlo—, te he vigilado por décadas, estuve cuando te alejaste de Carlisle, cuando conociste a tus nuevos hermanos, cuando regresaste a Forks… —Una sonrisa más grande se plasmó en su rostro y mis esfuerzo por controlar mi ira homicida se hicieron más difíciles.

Bella se estremeció cuando Jonh se acercó a ella.

—¿No es así… su majestad?, ¿o debería decir reina? —masculló en su oído, comencé a ver todo rojo a causa de la furia que sentía.

Bella retrocedió y Jonh sonrió divertido.

—¿Qué es lo que quieres Jonh? —demandó enojada.

—Simple. —La miró con intensidad, su mirada era cálida—. Te amo Bella, regresa conmigo, te voy a proteger de todo, no importa lo que pase, pero por favor regresa cielo…

—No lo haré —contestó Bella en un susurro.

—Por favor —suplicó.

Sentí la culpa de Bella al verlo de ese modo.

Jonh aprovechó eso e intentó acercarse y besarla, pero Bella retrocedió. Ignoró su movimiento, intentando besarla una vez más, un gruñido brutal brotó de mi pecho. Bella activó su escudo físico, que parecía una burbuja de vidrio.

—No, Jonh. Lo siento… pero no te amo.

—¿Por qué?, ¿hay alguien más? —preguntó.

Y repentinamente su mirada cambió, parecía haberse vuelto loco.

—Yo…

—Es alguien más, ¿no es cierto? —Insistió.

El miedo que sintió Bella en ese momento me tomó desprevenido.

Jonh tenía la mirada perdida, me tomó un momento reconocerlo. Sus manos estaban cerradas en puños a sus costados y su expresión estaba endurecida, estaba muy enojado.

—Jonh…

Su mirada se clavó en los ojos de Bella, mirándola fijamente.

—Tú eres mía —determinó haciéndola estremecer—. Eres mía y de nadie más, sólo eres para mí, tú estás hecha para mí…

Sus pensamientos se centraban en la frágil figura de Bella y gritaban una sola palabra: mía, sus sentimientos eran confusos… cariño, devoción, posesividad…

Para este momento yo ya no podía contener los gruñidos y blasfemias que lanzaba, ¿qué se creía para adueñarse de mí Bella?

—Jonh, no soy tuya, en verdad no me amas… por favor compréndelo —susurró Bella, persuasivamente.

La mirada de Jonh se endureció cuando Bella dijo eso y sentí su intensa furia haciendo eco de la mía.

—Si no puedes estar conmigo… no vas a estar con nadie —sentenció.


Volví a la realidad, parpadeando continuamente. La furia que me recorría el cuerpo en ese momento no me permitía pensar con claridad. Mataría a Jonh con mis propias manos en cuanto lo tuviera frente a mí.

Miramos a Bella.

Los pensamientos de mi familia eran un caos. Emmett, Jasper, Carlisle y yo enfadados por la forma en que Jonh había tratado a Bella, dispuestos a matarlo a la primera oportunidad, mientras que Rosalie estaba preocupada por sí misma, Alice y Esme estaban preocupadas por Bella.

—¿Qué es lo que va a hacer Jonh? —preguntó Alice preocupada.

Tomó a Bella de las manos intentando decirle que estaba allí para ella.

Bella intentó ofrecerle una sonrisa pero salió como una mueca.

—Va a avisar a los Vulturi que me encontró —susurró—, la guerra se acerca. Los Vulturi me han buscado por siglos y en ese tiempo lograron poner a demasiados vampiros en mi contra diciendo que los sometería a trabajar para mí. En cuanto sepan de mí formarán sus tropas y se encargarán de eliminarme personalmente.

El dolor que sentí con imaginar que lograran su cometido me hizo estremecer. Pero la iba a proteger, mientras pudiera nada me iba a detener.

—No vamos a permitir que nada te pase —murmuró Carlisle, haciendo eco a mis pensamientos.

La familia asintió al unísono, a excepción de Rosalie que estaba lo suficientemente preocupada por ella misma como para prestar atención a lo que decíamos.

Bella esbozó una sonrisa, pero el optimismo que intentaba transmitir no llegó a sus ojos.

—Son demasiados, no podrán con todos ellos… lo haré sola.

Nos congelamos ante su conclusión.

¿Cómo podía pensarlo? Podían matarla… no soportaría que la mataran, debía seguir viva… con nosotros… conmigo… ella… ella no podía…

—No voy a permitir que hagas eso —dije, opinando por primera vez en esta conversación.

—Edward… no lo hagas más difícil —susurró con voz quebrada.

Sus ojos se cristalizaron y las lágrimas verde azuladas comenzaron a brotar, manchando su pálido rostro. Mi corazón se rompió en mil pedazos al verla sufrir de ese modo.

No lo pensé mucho al cruzar la habitación hasta llegar a su lado y abrazarla con cuidado. La abracé queriendo alejarla de todo esto, queriendo protegerla de todo el mundo, queriendo limpiar las heridas de su alma y de su corazón.

Ayúdala Edward, en este momento te necesita mucho, me encargaré de concederles privacidad, pensó Alice, le agradecí con una mirada y después ella sacó a toda la familia de la casa, todos iban a cazar.

Carlisle vaciló al salir, preocupado por Bella.

No la dejes sola, me rogó mentalmente, negué y él se tranquilizó un poco, finalmente saliendo de la casa.

Bella se aferró a mí como si su vida dependiera de ello y sollozó en mi pecho.

La acuné con cuidado y comencé a acariciar su cabello, había descubierto que eso la tranquilizaba, tarareé la nana que había escrito para ella unos días después de haberla conocido. Sentí sus lágrimas manchando mi camisa, pero eso no me importó ahora. Besé su cabeza y la estreché más entre mis brazos. La amaba tanto…

Después de unos minutos la sentí relajarse y las lágrimas cesaron.

La separé un poco de mí, mirando su rostro angelical. Se había quedado dormida y en este momento agradecí que ella hubiera olvidado desactivar su don de la ilusión, necesitaba relajarse y salir de este mundo un momento, se lo merecía.

Acaricié sus facciones por unos minutos, limpiando los rastros de lágrimas en sus mejillas.

—No dejaré que te pase nada —susurré a su figura dormida—. Te amo Bella… más que a nada en este mundo… y estoy dispuesto a hacer todo por ti. —Prometí.

Besé su mejilla sonrosada.

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