by - septiembre 09, 2014



Sus labios se movían sobre los míos insistentemente mientras se aferraba a mi cintura, manteniéndome lo más cerca posible a él.

Me sorprendió lo rápido que había pasado todo, hace apenas cinco segundos que estaba frente a nosotros y ahora me besaba sosteniéndome, evitando el poder alejarme.

No tuve tiempo de procesar lo que estaba sucediendo porque tan rápido como él se había acercado y me había besado, sentí que ya no estaba. Miré a mi alrededor y encontré a Edward sobre Jonh golpeándolo con furia.

Jonh se lo quitó de encima propinándole un golpe en el estomago con demasiada fuerza, Edward cayó varios metros lejos de él pero se recuperó rápidamente y con una velocidad descomunal regresó y golpeó a Jonh.

Con el pasar de los minutos su pelea se volvía más agresiva y estaba segura que para este punto no pararían hasta que uno de los dos hubiera muerto. Me asusté ante esa posibilidad.

Miré a mi alrededor y los Cullen tenían una expresión de shock en sus rostros a excepción de Alice que sonreía y mi papá que parecía querer ir y ayudar a Edward a golpear a Jonh.

Así que al parecer debía ser yo la que tenía que detener la pelea.

—¡Basta! —grité.

Con un movimiento de manos los separé utilizando uno de mis dones.

Manejé sus mentes obligándolos a retroceder y ahora seis metros de distancia los mantenían alejados. También los inmovilicé, sólo para prevenir.

Sin embargo aún después de eso ambos mantenían la mirada fija en el otro con expresiones de furia homicida, los ojos de Edward eran de un oscuro e intimidante negro, jamás lo había visto de ese modo, parecía estar fuera de sí; mientras que Jonh lo miraba enfurecido, parecía una bestia enjaulada, por la expresión de ambos deduje que no dudarían en matarse.

—Edward —susurré con suavidad.

Su mirada se clavó en mí y sus ojos se dulcificaron, pero aún intentaba contener sus impulsos homicidas.

—Basta, ya es suficiente —dije dulcemente.

Acaricié su rostro intentando tranquilizarlo un poco y besé su mejilla con delicadeza. Sus ojos brillaron y supe que si no estuviera inmovilizado estaría sonriendo.

Esbocé una sonrisa y me volví hacia Jonh.

Lo miré enojada con los brazos cruzados sobre mi pecho, frunciendo el ceño. Su mirada se posó en mi rostro y sus ojos adquirieron un brillo de amor genuino. Al verlo de ese modo, tan apenado y vulnerable, recordé los tiempos pasados en los que estuvimos juntos y en los que él era un frágil humano.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de nostalgia al recordar ese tiempo, esbocé una pequeña sonrisa.

—Te extrañé mucho Jonh —dije finalmente.

Sus ojos se mostraron más cálidos a partir de mis palabras. Y entonces recordé lo que nos había llevado a todo esto y mi expresión se tornó molesta.

—Pero debo hablar contigo muy seriamente —mascullé enfadada.

Suspiré, miré a Edward y a Jonh fijamente.

—Si los libero, ¿prometen no matarse y no ocasionar ningún problema? No quiero peleas —dije seriamente.

Ambos me miraron fijamente, dándome a entender que lo prometían.

Dejé de controlar sus mentes y los dos se volvieron hacia mí al mismo tiempo acercándose con rapidez. Edward me tomó de un brazo y Jonh de otro, se fulminaron con la mirada.

—¡Chicos! Lo prometieron —dije con severidad.

Ambos suspiraron y me soltaron.

—Bella debo hablar contigo, a solas, quiero decirte algo muy importante —dijo Edward.

Me miró suplicante, de algún modo en mi mente lo relacioné con lo que me iba a decir ayer antes de que Esme y los Cullen nos interrumpieran.

Pero antes de poder aceptar hablar con él Jonh me lo impidió comenzando a hablar.

—Pero Bella, debo hablar contigo. Te he estado buscando por mucho tiempo, cielo.

Edward gruñó al escuchar el sobrenombre que Jonh había usado para dirigirse a mí. Jonh lo miró retándolo a que dijera algo al respecto.

—Lo siento chicos pero ella es mi hija así que no se va con ninguno de ustedes, se va conmigo —sentenció mi papá sonriendo.

Me pasó un brazo por los hombros en un medio abrazo y comenzó a caminar conmigo de regreso a la casa Cullen.

Me volví a ver a Edward y Jonh que nos miraban con expresiones sorprendidas ante las palabras de mi papá, me reí un poco y seguí caminando con mi papá.

—Parecía que esos chicos iban a hacer una guerra —dijo mi papá incrédulo.

Me reí abiertamente a sus palabras.

—No lo harán, lo prometo —dije divertida.

—Apuesto a que sí. —Replicó—. Pero no voy a permitir que se acerquen demasiado a mi princesita —dijo besando mi frente.

Sonreí.

—No, no lo harás —dije convencida.

Sabía que mi papá hablaba en serio cuando había dicho que no dejaría que se acercaran a mí, ahora él estaría vigilándolos para evitar que pasara algo.

En cuanto llegamos a la casa encontramos al resto de los Cullen, que se habían adelantado, en sus respectivos hobbies. Y unos segundos después llegaron Edward y Jonh.

Suspiré.

—Entonces vamos a hablar Jonh —dije.

Me dirigí a la puerta principal para salir pero una cálida mano me lo impidió. Edward me miraba con expresión torturada y suplicante.

—No vayas —susurró.

—Debo hacerlo —contesté, zafándome de su mano.

Salí rápidamente con Jonh detrás de mí.

Me detuve en medio del bosque, cuando estuve segura que los Cullen no escucharían la conversación y bloqueé sus poderes para evitar que Alice viera lo que iba a pasar o Jasper y Edward sepan algo.

Fue hasta entonces que puse la suficiente atención a lo que me decían mis poderes y descubrí el poder de Jonh… copiar los poderes… me congelé… ¿habría copiado ya los poderes de Edward, Alice y Jasper?

—¿Cómo me encontraste? —pregunté seriamente.

Me crucé de brazos y lo miré expectante, sabía que era mentira eso de que me estuvo buscando por mucho tiempo y hasta ahora me había encontrado.

Sonrió.

—Sabía que eras inteligente, amor —susurró con una sonrisa—. Te he vigilado por décadas, estuve cuando te alejaste de Carlisle, cuando conociste a tus nuevos hermanos, cuando regresaste a Forks… —Una sonrisa más grande se plasmó en su rostro.

Me estremecí cuando se acercó a mí.

—¿No es así… su majestad?, ¿o debería decir reina? —masculló en mi oído.

Retrocedí por inercia y el sonrió, divertido por mi reacción.

—¿Qué quieres Jonh? —dije enojada.

—Simple. —Me miró con intensidad, su mirada era cálida—. Te amo Bella, regresa conmigo, te voy a proteger de todo, no importa lo que pase, pero por favor regresa cielo…

—No lo haré —dije en un susurro.

—Por favor —suplicó.

Su expresión de dolor y sufrimiento me causó un fuerte sentimiento de culpa.

Intentó acercarse y besarme, pero se lo impedí retrocediendo. Ignoró mi movimiento, intentando besarme una vez más. Activé mi escudo físico.

—No, Jonh. Lo siento… pero no te amo.

—¿Por qué?, ¿hay alguien más? —preguntó.

Y repentinamente su mirada cambió, parecía haberse vuelto loco.

—Yo…

—Es alguien más, ¿no es cierto? —Insistió.

Me asusté. Su mirada estaba perdida, no parecía él. Sus manos cerradas en puños a sus costados y su expresión endurecida por una furia exagerada.

—Jonh…

Su mirada se clavó en mis ojos, mirándome fijamente.

—Tú eres mía. —La determinación en sus palabras me hizo estremecer—. Eres mía y de nadie más, sólo eres para mí, tú estás hecha para mí…

Sus pensamientos se centraban en mi figura y gritaban una sola palabra: mía, sus sentimientos eran confusos… cariño, devoción, posesividad… ¿era posible que un vampiro se volviera loco?

Parecía que sí.

—Jonh, no soy tuya, en verdad no me amas… por favor compréndelo —susurré.

Su mirada estaba ida, pero aún así noté que había comprendido mis palabras… amaba a alguien más y eso él no lo podría cambiar.

Repentinamente su mirada se endureció y me miró.

—Si no puedes estar conmigo… no vas a estar con nadie —sentenció.

Echó a correr, desapareciendo de ese modo de mi campo visual… lo último que logré ver en su mente era una decisión que cambiaría todo… avisar a los Vulturis que había encontrado a la reina… que había encontrado al vampiro cometa

Sentí un dolor que me recorría las venas, me sentí quemar. No pude retener mi grito de dolor. En algún lugar de mi mente noté que estaba tirada en el suelo y después sentí como si el fuego hubiera desaparecido… inmediatamente una visión nubló mi vista…

…El bosque estaba oscuro, sólo la tenue luz de la luna iluminaba un poco el lugar. Los Vulturi frente a nosotros sonrieron, las tropas de vampiros a sus lados se posicionaron para atacar, todos con la mirada sobre mí, decididos a eliminar la amenaza que representaba un vampiro tan poderoso como yo...

Abrí los ojos, apresurándome a la casa de los Cullen, no debía perder tiempo.

Una guerra se avecinaba y esta vez alguien debía morir.

You May Also Like

0 comentarios